BANGKOK – China se preparaba para cerrar hospitales temporales el miércoles y Corea del Sur tenía problemas para encontrar camas suficientes para sus pacientes, mientras la epidemia de un nuevo virus que atormentó a China se expandía por todo el mundo.
A medida que el número de casos de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, bajaba drásticamente en China, donde se descubrió en diciembre, la atención se centraba en Corea del Sur, Italia e Irán, donde hay focos de infección que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), suponían el 80% de los nuevos casos registrados fuera de China.
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“La gente tiene miedo y dudas. El miedo es una respuesta humana natural a cualquier amenaza”, dijo el presidente de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Pero a medida que tenemos más datos, comprendemos cada vez más este virus y la enfermedad que causa”.
Según la OMS, la tasa de mortalidad del COVID-19 es de alrededor del 3,4%, lo que la convierte en una enfermedad más letal que la gripe común, aunque los datos sugieren que es más difícil de contraer.
En Daegu, la ciudad surcoreana en el epicentro del brote en el país, la falta de espacio en hospitales suponía que alrededor de 2.300 pacientes estaban siendo atendidos en otras instalaciones mientras esperaban una cama en un centro médico.
“Estoy convencido de que Podemos superar absolutamente esta situación”, afirmó el primer ministro de Corea del Sur, Chung Se-Kyun, en una reunión sobre las medidas de cuarentena en Daegu.
Corea del Sur confirmó 435 nuevos casos el miércoles, muy lejos de su récord de 851 reportado en la víspera. En total, 5.621 personas contrajeron el virus en el país, y 32 de ellos fallecieron.
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En Italia, la cifra de muertos subió notablemente el martes, con 45 más hasta un total de 79, en su mayoría en la región norteña de Lombardía, donde se concentra el brote.
El temor por la propagación del coronavirus llevó al Vaticano a insistir en que el papa Francisco no está infectado. El pontífice cayó enfermo la semana pasada, pero la Santa Sede dijo que padece solo un resfriado.
El creciente problema en Europa y en otros lugares del mundo llevó a algunos gobiernos a tratar de controlar el suministro de artículos de primera necesidad. República Checa, Rusia y Alemania anunciaron el miércoles prohibiciones que afectan a algunos equipos de protección como las mascarillas.
India, por su parte, restringió la exportación de 26 ingredientes clave empleados en la industria farmacéutica, una medida que podría causar problemas que se tomó tras un repunte en el número de casos, que el miércoles pasó a 28 desde los 5 previos.
China reportó 119 nuevos casos el miércoles, todos a excepción de cinco en Wuhan, donde se detectó el coronavirus. En un indicio del cambio de tendencia, el responsable de Salud de la capital, Beijing, señaló que dos de los nuevos casos allí se contrajeron aparentemente en el extranjero, en Irán e Italia.
Se espera que la provincia de Hubei, donde está Wuhan, cierre gradualmente los hospitales temporales que construyó a toda prisa, donde hay miles de camas vacías, reportó la agencia noticiosa estatal china Xinhua.
“Creemos que este descenso es real”, dijo la experta de la OMS Maria Van Kerkhove acerca de China. El país reportó 80.270 casos y 2.981 fallecidos, lo que equivale a alrededor del 85% de los contagios registrados en todo el mundo y el 95% de las muertes.
Médicos que trabajan en Wuhan dijeron a reporteros a través de videoconferencia el miércoles que los hospitales tienen cada vez más camas vacías, pero avisaron de que siempre existe la posibilidad de que el número de contagios vuelva a subir.
“La guerra no ha terminado”, señaló Cao Bin, un doctor especializado en el aparato respiratorio. “La enfermedad no es solo una enfermedad de Wuhan y no solo una enfermedad de China, sino una enfermedad global”.
La inestabilidad en los mercados financieros de todo el mundo se atribuyó al brote. Las bolsas asiáticas tuvieron un comportamiento dispar el miércoles luego de que Wall Street continuó con su desempeño irregular pese a un rebaja de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal. Negocios de todo tipo sufrían las consecuencias a medida que bajaban los viajes y el turismo y los preocupados consumidores cambiaban de hábitos.
“La gente tiene miedo de tocar algo o de llevarse algo”, dijo Maedeh Jahangiri, una vendedora de perfume en un centro comercial de lujo de la capital de Irán, Teherán. “Todo el mundo está desorientado”.
Irán reportó el miércoles 92 fallecidos de un total de 2.922 casos de COVID-19, que afectaría también a al menos 23 miembros del parlamento.
España tenía a docenas de trabajadores de salud en cuarentena o bajo vigilancia luego de que al menos cinco contrajeron la enfermedad. En Francia, el famoso Museo del Louvre no abrió el miércoles ante la preocupación de los trabajadores por que los visitantes puedan contagiarlos. En Gran Bretaña, el primer ministro, Boris Johnson, advirtió que el número de casos podría ampliarse y presentó un plan de 25 páginas para el peor de los escenarios, en el que médicos y enfermeros retirados serían llamados a trabajar y la policía podría dejar de investiga delitos menores para ayudar a lidiar con el brote.
En Estados Unidos, nueve personas murieron, todas ellas en Seattle y sus inmediaciones, en el estado de Washington, donde se temía que la cifra de 27 casos pueda aumentar drásticamente. En total, en el país hay más de 120 pacientes de COVID-19.