Las primeras semanas del nuevo año han sido dolorosas y difíciles para los puertorriqueños. Hemos vivido una vez más la extraordinaria fuerza de la naturaleza con la ola de sismos que tanto daño físico, como emocional, nos ha causado. Pero si dura y triste es esa realidad, peor es ver cómo el partido de gobierno ha desatado una guerra sin cuartel entre ellos, motivada por los bandos de la gobernadora Wanda Vázquez y el aspirante a gobernador Pedro Pierluisi.
Parece increíble ver cómo, en este momento de emergencia nacional, la gobernadora tiene tiempo para poner en marcha un plan de extinción contra todo funcionario de gabinete que respalde a Pierluisi, en vez de usar esa misma energía para atender la situación de emergencia por la que atravesamos. Es evidente, y así lo han confirmado ellos mismos, que los despidos de los secretarios de Vivienda, Familia y del comisionado de Seguros, así como el intento de destitución del director del Fondo del Seguro del Estado, son motivados por razones políticas y no por otras consideraciones.
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Más sorprendente aún es leer que las primeras declaraciones de Pierluisi, en vez de ser inspiradas por el caos en la respuesta gubernamental a la emergencia, hayan sido para atacar a la gobernadora en defensa de los funcionarios partidarios de su candidatura. ¡Ojalá la saga fuera por diferencias en la forma en que el Gobierno ha ejecutado su plan de emergencia!
La actuación del gobierno del PNP, en momentos de desesperación, ansiedad y alta preocupación por los eventos que estamos viviendo, demuestra un altísimo grado de egoísmo, insensibilidad, oportunismo y desconexión con las necesidades de la gente. Alguien debe sentar a la gobernadora y a Pierluisi para que entiendan la crueldad que implican sus acciones. Lo menos que el país que pretenden gobernar merece es empatía y respeto. Sepan que su bochornosa conducta y las consecuencias de esta reflejan más que una guerra primarista, reflejan una guerra contra Puerto Rico. Prohibido Olvidar.