DES MOINES, Iowa, EE. UU. — Elizabeth Warren defendió el martes con firmeza la idea de una mujer presidenta y mantuvo su acusación sugiriendo sexismo de su rival progresista, Bernie Sanders, en un debate demócrata que planteó el género como un tema clave en la lucha por las asambleas del partido en Iowa.
Sanders rechazó de plano la acusación de Warren, que amenazaba con dividir a la izquierda del Partido Demócrata -y la larga alianza progresista de los dos senadores- en un momento crítico, a menos de tres semanas de que comiencen las primarias.
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“Miren a los hombres en este escenario. En conjunto han perdido 10 elecciones”, dijo Warren. “Las únicas personas en este escenario que han ganado cada elección a la que se han presentado son las mujeres”.
Un incrédulo Sanders respondió: “¿Hay alguien cuerdo que crea que una mujer no pueda ser elegida presidenta? Por supuesto que una mujer puede ganar”.
Hubo un momento final de tensión entre Sanders y Warren al terminar el debate. Tras estrechar las manos de sus otros rivales, imágenes de video mostraron a Warren rechazando tomar la mano extendida de Sanders.
La candidatura demócrata a la presidencia está muy disputada entre cuatro favoritos, y el debate ofreció una oportunidad de distinguirse. Pero ninguno de los seis aspirantes tuvo la clase de momento que cambia el rumbo de la campaña en las últimas semanas antes de las votaciones.
En su lugar, el debate se centró en temas de peso como política exterior, cambio climático y cómo ofrecer atención sanitaria a todos los estadounidenses. Incluso cuando surgieron discrepancias, la mayoría de los aspirantes redirigieron rápidamente la conversación a sus grandes diferencias con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
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Por su parte, Trump pasó la noche del martes en un acto de campaña en Wisconsin, un estado clave para sus aspiraciones de ser reelegido. Allí intentó agrandar desde lejos la brecha entre Sanders y Warren.
“Ella dijo que Bernie dijo con firmeza que una mujer no puede ganar”, dijo Trump. “No creo que Bernie dijera eso, de verdad. No es la clase de cosa que diría Bernie”.
Pese a todo, el debate se mantuvo alejado de la hostilidad que temían algunos demócratas. Los candidatos trataron distintos temas con facilidad, discrepando entre ellos pero en general evitando los ataques personales.
Sanders sí aumentó sus críticas al ex vicepresidente Joe Biden por haber apoyado la guerra de Irak y grandes acuerdos de libre comercio. La senadora Amy Klobuchar de Minnesota, que no ha logrado situarse entre los primeros favoritos, atacó los cambios de postura de Warren en sanidad.
Por su parte, el multimillonario Tom Steyer admitió haber ganado dinero con inversiones en el sector de los combustibles fósiles, pero destacó la década que lleva luchando contra el cambio climático, un tema que surgió varias veces a lo largo de la noche.
Pete Buttigieg, exalcalde de South Bend, Indiana, tuvo problemas en ocasiones por retener la atención en un debate que se detuvo con frecuencia en los temas de conflicto entre sus rivales. Quizá su mejor momento llegó cuando describió cómo podría hacer frente a Trump en unas elecciones generales por su condición de veterano de guerra que habla abiertamente de sus creencias religiosas.
“Estoy listo para enfrentarme a Donald Trump, porque cuando él se ponga a hablar duro y presumir, tendrá que estar junto a un veterano de guerra de Estados Unidos y explicar cómo fingió que los espolones óseos le impedían servir”, dijo Buttigieg. “Y si un tipo como Donald Trump sigue intentando utilizar la religión para reclutar de algún modo al cristianismo en el Partido Republicano, estaré allí sin miedo a hablar de una forma distinta de responder a la llamada de la fe e insistir en que Dios no pertenece a un partido político”.
Los temas sobre la guerra y la política internacional dominaron la conversación desde el principio. Sanders señaló a sus diferencias con Biden señalando que él se opuso en 2002 a una medida que autorizaba acciones militares contra Irak.
Sanders describió la invasión de Irak como “la peor pifia de política exterior en la historia moderna de este país”.
“Yo hice todo lo que pude por evitar esa guerra”, dijo Sanders. “Joe lo veía de forma diferente”.
Biden admitió que su voto en 2002 para autorizar la operación militar fue “un error”, pero destacó su papel en el gobierno de Obama ayudando a reducir la presencia militar estadounidense en la región.
Varios candidatos condenaron la reciente decisión de Trump de matar al general más importante de Irán, así como sus planes de mantener a las tropas estadounidenses en la región.
“Tenemos que sacar a las tropas de combate”, dijo Warren, que también pidió reducir el presupuesto militar.
Otros, como Buttigieg, Biden y Klobuchar, dijeron estar a favor de mantener una pequeña presencia militar en Oriente Medio.
En el debate participaron seis aspirantes, la cifra más baja en esta campaña demócrata, debido a los límites establecidos por el partido. Por primera vez no había ningún aspirante de color en el escenario. Todos eran blancos, y cuatro eran hombres.
La escena era n gran contraste con los inicios de la campaña de primarias, que ofrecía la gama más diversa de aspirantes en la historia. El partido intenta gestionar los debates generales sobre cómo reflejar y fomentar el papel crucial de las mujeres y los votantes de minoría en las elecciones de 2020. Para derrotar a Trump este otoño, los demócratas tienen que asegurarse de que los votantes negros, latinos y de suburbios están lo bastante motivados como para votar por ellos.
El debate fue uno de los últimos actos de campaña de los senadores, que regresarán a Washington para hacer de jurado en el juicio político de Trump. Es probable que ese proceso comience a finales de semana, complicando que los senadores que luchan por la candidatura a la presidencia pasen tiempo con los votantes de Iowa en los últimos días de campaña.
“Algunas cosas son más importantes que la política”, dijo Warren. “Estaré allí porque es mi responsabilidad”.