El rostro del sacerdote Melvin Díaz era el reflejo de la resignación, al ver lo que el terremoto de la madrugada del martes había provocado. Esa mañana no llegó a la Parroquia Inmaculada Concepción en Guayanilla a servirle a Dios como todos los días, sino a comprobar lo que se decía entre vecinos: la capilla había colapsado.
“Es muy lamentable, pero volvamos a fijar nuestra mirada en Dios, dándole gracias por lo que nos queda. Debemos asumir los desafíos como cualquier otro reto, con la ayuda de Dios”, manifestó el religioso mientras continuaba inspeccionando los daños en la estructura de más de 180 años.
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Esta fue solo una de las edificaciones que se fueron al piso cuando el temblor de 6.4 grados en la escala Ritcher sacudió la isla a eso de las 4:24 de la mañana.
La tragedia consternó a los vecinos de la zona, quienes se presentaron a la Capilla para tomar imágenes y solidarizarse con el padre. Como él, miles de ciudadanos agradecieron estar vivos, pues esta experiencia puso en riesgo a todos.
“Esta fue la iglesia mía desde que tengo uso de razón. Es una pena verla así”, lamentó el guayanillense Ricardo Montalvo y aseguró que el templo volverá a cobrar color, con la ayuda de sus compueblanos.
Más allá de los daños físicos, la frecuencia de los movimientos telúricos ha disparado los casos de ansiedad y pánico entre los residentes.
Desde el primer temblor, el pasado 28 de diciembre, han ocurrido más de 2,000 réplicas en la zona, informó el director de la Red Sísmica, Víctor Huérfano.
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“Llevamos sobre 10 días con el mismo jamaqueo, ya no me siento segura en ningún lado”, indicó Gladys Olivera.
A pesar de que su residencia en el barrio San Augusto del mencionado municipio no sufrió daños, admitió que buscará ayuda emocional. Además, desde anoche se movilizó a un refugio habilitado por el alcalde de ese pueblo, Nelson Torres.
El mandatario estimó que más de cinco casas sucumbieron al movimiento telúrico de ayer, lo que se suma a otras ocho viviendas que también cedieron al temblor de 5.9 grados que ocurrió durante el Día de Reyes.
La emergencia provocó que más de 80 personas abandonaran sus residencias, en busca de un lugar seguro, como lo es el Centro de Convenciones del municipio, donde se han ido a refugiar y hasta donde han llegado expertos de salud para orientar y calmar a la gente. Muchos no saben cuando volverán a sus casas, pues personal de la Red Sísmica ha advertido que se pudieran esperar más réplicas.
De ser así, las ya deterioradas estructuras pudieran continuar cediendo, lo que mantiene en alerta a las autoridades, pero también a los residentes, quienes por su seguridad han abandonado sus pertenencias.
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