WASHINGTON (AP) — Estados Unidos e Irán retrocedieron el miércoles del borde de una posible guerra tras el anuncio del presidente Donald Trump de que no respondería militarmente al ataque iraní con misiles contra bases que albergan a soldados estadounidenses en Irak. Aunque no hubo bajas en esas acciones, las fuerzas estadounidenses en la región se mantenían en alerta.
En una alocución desde la Casa Blanca, Trump parecía decidido a bajar la tensión a la crisis, la cual había aumentado después que autorizó el asesinato del general iraní Qassem Soleimani, perpetrado la semana pasada. Irán disparó durante la noche más de una docena de misiles contra dos bases en Irak, en lo que constituye el ataque iraní más directo contra Estados Unidos desde la toma de la embajada estadounidense en Teherán en 1979. El Pentágono dijo el miércoles que creía que Irán había disparado con intención de matar efectivos estadounidenses.
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Aun así, Trump señaló concretamente que “Irán al parecer se ha apaciguado, lo cual es bueno para todas las partes implicadas y muy bueno para el mundo”.
A pesar del tono conciliador, la región seguía en vilo, y las fuerzas estadounidenses, entre ellas un contingente de reacción rápida enviado el fin de semana, se encontraban en alerta. La semana pasada, miembros paramilitares iraníes asediaron la embajada estadounidense en Bagdad, y los aliados de Teherán en la región conservan su capacidad para perpetrar ataques como el del 27 de diciembre, que costó la vida a un contratista estadounidense y desató la reciente cadena de hostilidades.
Horas después del mensaje de Trump, una sirena de alerta se activó debido a lo que pareció el impacto de cohetes pequeños en la Zona Verde de Bagdad, dijo un funcionario occidental. No se informó de víctimas.
El general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, advirtió que “tal vez sea muy prematuro decir” si Irán está satisfecho de que los ataques con misiles fueron suficiente para vengar el asesinato de Soleimani.
“Debemos tener un poco de expectativa”, agregó el secretario de Defensa, Mark Esper, en la sesión informativa del miércoles, “de que los grupos paramilitares chiíes, dirigidos o no por Irán, continuarán de alguna manera, formándose o conformándose para intentar socavar nuestra presencia allá”, sea política o militar.
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No se ve una vía para la diplomacia tras el anuncio de Trump de que reforzará las sanciones económicas. Señaló que las nuevas sanciones, que no fueron especificadas, estarán vigentes “hasta que Irán cambie su comportamiento”.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, dijo que el ataque no constituía necesariamente la totalidad de la reacción del país.
“Anoche recibieron una bofetada”, declaró Khamenei. “Estas acciones militares son insuficientes (para una venganza). Lo importante es que la presencia corrupta de Estados Unidos en esta región llegue a su fin”.
Trump, que enfrenta quizá la mayor prueba de su presidencia, atribuyó la minimización de daños a un sistema de advertencia anticipada “que funcionó muy bien”, y señaló que los estadounidenses deberían estar “extremadamente agradecidos y contentos” del resultado.
Los ataques acercaron peligrosamente a Teherán y Washington a un conflicto de gran envergadura, y el mundo quedó a la espera de ver si el mandatario norteamericano respondería con mayor fuerza militar. Trump, en su discurso televisado de nueve minutos, mencionó que las fuerzas armadas de Estados Unidos son fuertes y están provistas de misiles “grandes, poderosos, precisos, letales y veloces”. Pero agregó: “No queremos emplearlos”.
Durante días, Irán insistió que respondería enérgicamente a la muerte de Soleimani, pero su ataque limitado contra dos bases, una en la ciudad de Irbil y la otra en Ain al-Asad, al parecer también muestra la indisposición de Teherán a una colisión mayor con Estados Unidos. El canciller Mohammad Javad Zarif señaló en un tuit que Irán “concluía sus medidas proporcionadas de autodefensa”.
Trump, quien busca reelegirse en noviembre, había prometido durante su campaña por la presidencia que sacaría a Estados Unidos de “guerras interminables”.
El miércoles, el mandatario dijo que Estados Unidos está “dispuesto a alcanzar la paz con todos los que la buscan”. El tono de esta declaración marca un fuerte contraste respecto de su advertencia del día anterior de que “si Irán hace cualquier cosa que no debería, sufrirá las consecuencias y muy severamente”.
Trump abrió su discurso en la Casa Blanca reiterando su promesa de que “a Irán nunca se le permitirá tener un arma nuclear”. Irán había anunciado después del asesinato de Soleimani que ya no cumpliría ninguna de las restricciones al enriquecimiento de uranio previstas en el acuerdo nuclear de 2015, el cual fue elaborado para impedir a Teherán fabricar un arma atómica.
El presidente, que retiró hace tiempo a Estados Unidos del acuerdo nuclear, aprovechó el momento de calma para proponer negociaciones tendentes a un nuevo convenio que restrinja los programas de misiles balísticos de Irán y las campañas militares con aliados en la región como las dirigidas por Soleimani.