WASHINGTON (AP) — Con la llegada del nuevo año vienen colosales desafíos de política exterior para el presidente Donald Trump, justo cuando enfrenta un juicio político en el Senado y una dura campaña para la reelección.
No hay fin a la vista a la guerra en Afganistán, Corea del Norte no ha renunciado a sus armas nucleares y siguen las tensiones con Irán. Al mismo tiempo se agravan las repercusiones de la decisión de Trump de retirar fuerzas de Siria, se han deteriorado las relaciones con Rusia y Turquía y crece la desconfianza de la Unión Europea y otros países aliados.
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Trump de por sí es sumamente impopular en el exterior, y al tener que lidiar con un impeachment y con una campaña electoral no tendrá tanto tiempo para resolver complejos dilemas como el poderío nuclear norcoreano. Algunos países probablemente decidirán esperar a ver qué pasa en las elecciones de noviembre antes de entablar acuerdos con Estados Unidos.
Al mismo tiempo, lo más probable es que Trump sea exonerado por los republicados que dominan el Senado y que no haya mayores cambios en política exterior en el 2020, estimó Ronald Neumann, presidente de la Academia de Diplomacia de Estados Unidos.
“Estados Unidos sigue siendo un país muy poderoso”, aseveró Neumann, quien ha sido tres veces embajador y subsecretario de estado. “Teniendo todo un año por delante, un presidente sigue teniendo amplia capacidad para influenciar los acontecimientos, independientemente del juicio político”.
Para Trump, el 2019 fue un año de dos pasos adelante y uno atrás (y a veces viceversa) en temas internacionales. Aunque hace alarde de ser “el mejor negociador”, hay una gran cantidad de acuerdos que no ha logrado concretar.
Trump se anotó un éxito por el operativo en Siria que mató al líder del grupo Estado Islámico, pero los comandantes militares estadounidenses temen que esa agrupación resucitará. Ha logrado que los países de la OTAN gasten más en su defensa, pero al mismo tiempo ha malogrado las relaciones con ellos.
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Su acuerdo comercial preliminar con China ha reducido las tensiones con el gigante asiático, pero en realidad ese arreglo sólo posterga la resolución de espinosos temas como denuncias de que China está haciendo trampa para obtener una supremacía en el área tecnológica, y las acusaciones chinas de que Washington está reprimiendo su derecho a surgir como potencia mundial.
En cuanto al tema norcoreano, por ejemplo, Trump se ha reunido tres veces con el líder Kim Jong Un: en Singapur en el 2018, en Vietnam en febrero pasado y en junio cuando Trump se convirtió en el primer presidente en pisar suelo norcoreano, en la Zona Desmilitarizada. Sin embargo, ninguno de esos encuentros derivó en compromisos concretos de los norcoreanos de reducir su poderío nuclear.