Bombardeos mataron a por lo menos 16 civiles _entre ellos seis miembros de una misma familia_ en una zona controlada por rebeldes en el noroeste de Siria, informaron el martes opositores.
Las bombas cayeron en tres aldeas en la provincia Idlib, el último reducto que le queda a los insurgentes en el país.
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Los crecientes ataques en Idlib en semanas recientes parecen presagiar una ofensiva por tierra por parte de las fuerzas del presidente Bashar Assad.
El objetivo parece ser la reapertura de la carretera que vincula a la capital Damasco con Alepo en el norte. Alepo era el centro comercial del país antes de que estallara la guerra en el 2011.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo que monitorea la guerra desde Gran Bretaña, el bombardeo en Bdama mató a la esposa y tres hijas de un socorrista de la Defensa Civil Siria, conocida como los Cascos Blancos.
Anwar Hamidi se enteró de los decesos al llegar a su vivienda con un equipo de socorristas, según un comunicado de los Casos Blancos. Murieron también la cuñada de Hamidi y la esposa de su primo.
El Observatorio dijo que un bombardeo en la aldea Maasaran dejó cuatro civiles muertos, y otros seis civiles murieron en un bombardeo contra la aldea de Talmanas.
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Tropas sirias lanzaron este año una ofensiva de cuatro meses sobre Idlib, que está controlada por milicianos vinculados a Al Qaeda.
La ofensiva del gobierno sirio obligó a cientos de miles de civiles a huir de sus hogares. Un frágil cese el fuego frenó el avance del gobierno a finales de agosto, pero en las últimas semanas se han registrado varias violaciones de la tregua.