La parodia de Netflix Brasil en la que Jesucristo es homosexual ha provocado la indignación en el país sudamericano, particularmente en las comunidades religiosas.
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Según la trama, Jesucristo vuelve a casa por la Navidad junto a un amigo llamado Orlando, con el que al parecer mantiene una relación.
Según RT, una petición en change.org que busca prohibirla, ha alcanzado casi dos millones de firmas.
Por su parte, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se preguntó: “Estamos a favor de la libertad de expresión, pero ¿vale la pena atacar la fe del 86 % de la población?”
Asimismo, la Iglesia evangélica Universal del Reino de Dios criticó la comedia en un artículo publicado en su web. “Jesucristo es representado como un adolescente indeciso en relación a su misión en la tierra. Consume drogas, tiene una relación homosexual con el diablo y piensa que Dios es su tío”, criticó.
También, la Asociación Nacional de Jurista Islámicos (Anaji) se expresó con desagrado sobre el contenido. “No se puede permitir que una persona intolerante pueda agredir a cualquier otra, motivada por su ignorancia y falta de compresión básica a la hora de respetar la religión ajena, sobrepasando así los límites de la ley”.
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Sin embrago, el humorista Gregório Duvivier, que encarna a Jesucristo en la polémica comedia, admitió a la Folha de S. Paulo que el contenido “puede resultar ofensivo”. “Pero la ofensa es un criterio totalmente subjetivo. Contrariamente a la calumnia, el Estado no tiene derecho de arbitrar sobre qué es ofensivo, porque eso no existe”.