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Británicos buscan un líder para salir del bloqueo del Brexit

El duelo enfrenta al primer ministro Boris Johnson con el líder opositor Jeremy Corbyn

Los votantes británicos decidían el jueves quién quieren que resuelva el bloqueo en torno al Brexit, en unas elecciones parlamentarias consideradas como las más importantes desde el final de la II Guerra Mundial.

El duelo enfrentaba al primer ministro, Boris Johnson, que dijo que sacará a Gran Bretaña de la Unión Europea el 31 de enero, y al líder opositor Jeremy Corbyn, que prometió otro referendo sobre el Brexit.

Johnson acudió a votar al Methodist Central Hall de Londres acompañado por su perro, Dilyn. Corbyn fue recibido por simpatizantes cuando fue a votar en su circunscripción del norte de Londres.

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Con tanto en juego, los partidos han estirado los límites de la verdad, la transparencia y la realidad en las cinco semanas de campaña.

El Partido Conservador de Johnson fue criticado por utilizar tácticas engañosas en medios sociales, mientras que el Partido Laborista de Corbyn intentó atraer votos prometiendo subir los impuestos a los ricos, impulsar el gasto del gobierno y nacionalizar empresas de ferrocarriles o gestión de aguas.

Uno de los temas clave de la agresiva campaña fue el Servicio Nacional de Salud, una institución muy respetada que ha tenido problemas para responder a la creciente demanda tras nueve años de medidas de austeridad impuestas por gobiernos de liderazgo conservador.

Un aspecto destacado durante la campaña fue la desvergüenza de los políticos, dijo Jill Rutter, directora de programa del Institute for Government, señalando las afirmaciones de Johnson de que los conservadores construirían 40 hospitales. En realidad, la cifra incluye muchos centros existentes que se renovarían.

“Normalmente, si le señalas a la gente que algo no se sostiene, que en realidad es una especie de ficción, esperas un poco que empiecen a (…) sustituirlo por un dato nuevo distinto”, dijo Rutter. “Pero aquí, en realidad, hemos visto esto saliendo de la oficina del primer ministro, que están preparados para dirigir una estrategia profundamente manipuladora”.

Los 650 escaños de la Cámara de los Comunes se deciden en las elecciones, que se celebran con más de dos años de adelanto.

Johnson convocó elecciones anticipadas con la esperanza de romper el bloqueo en el Parlamento que paralizó en octubre la aprobación de su acuerdo de Brexit. El mandatario no tenía mayoría en la cámara baja y se quedó sin margen de maniobra al perder el apoyo del Partido Unionista Democrático, preocupado por el tratamiento que recibiría Irlanda del Norte en el acuerdo negociado con la UE.

Los sondeos de opinión mostraron una ventaja continuada del Partido Conservador de Johnson, aunque las últimas encuestas apuntaban a que se estaba reduciendo la diferencia. Aunque era improbable que el Partido Laborista de Corbyn alcanzara una mayoría directa, algunos partidos opositores más pequeños confiaban en conseguir escaños suficientes como para colaborar con los laboristas y bloquear los planes de Brexit de Johnson.

Todos los partidos esperaban con nerviosismo al veredicto de los votantes, más dispuestos a romper sus lealtades tradicionales después de tres años de pugnas en torno al Brexit.

“Creo que va a estar ajustado”, dijo Mike Ritter, votante en la circunscripción de Corbyn en el norte de Londres.

Los conservadores dedicaron buena parte de su energía a buscar apoyo en poblaciones de clase obrera en el centro y norte de Inglaterra, que han elegido a parlamentarios laboristas durante décadas pero también votaron mayoritariamente a favor de abandonar la UE en 2016. Los sondeos sugerían que el plan podría estar dando resultado. Además, los conservadores recibieron algo de ayuda del Partido del Brexit de Nigel Farage, que en el último momento decidió no competir por 317 escaños ahora ocupados por conservadores para no dividir el voto a favor del Brexit.

Los laboristas, en su mayoría proUE pero que han sido ambiguos sobre su postura, competían por los votos de los descontentos con el Brexit con los centristas Liberal Demócratas, los partidos nacionalistas de Escocia y Gales y los Verdes.

Los medios sociales fueron un campo de batalla crucial, con agresivas campañas de desprestigio que aprovecharon los escasos límites legales, después de que el gobierno no respondiera a las peticiones de aprobar una nueva ley para proteger la democracia en la era de internet. Apenas dos años después de que Gran Bretaña se viera en el epicentro de un escándalo global sobre el uso ilegítimo de datos de usuarios de Facebook en campañas políticas, los partidos bombardearon a los votantes con mensajes en medios sociales, muchos de ellos engañosos.

Rasmus Kleis Nielsen, director del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo en la Universidad de Oxford, se preguntó por qué Johnson, que lideraba los sondeos, sintió la necesidad de liderar la tendencia y rebasar las normas establecidas.

“Este es un partido de gobierno. Es un partido tradicional. Es un político de carrera. No es un recién llegado. No hay nada más institucional que el Partido Conservador Británico”, dijo Nielsen. “Si esto es lo que consideran adecuado, debemos afrontar el hecho de que esta es la nueva normalidad”.

Matthew Goodwin, experto visitante en el grupo de estudios Chatham House, dijo que las tácticas del Partido Conservador se debían en parte a la alarma por la posibilidad de un gobierno liderado por Corbyn, que perciben como “una amenaza a este país, a la unión, a la economía británica, a su lugar en la comunidad internacional, una amenaza mayor que cualquier otra que haya afrontado el país antes”.

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