Locales

Pitonisos y miopes

Armando Valdés

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Esta semana, en mi programa en Radio Isla, nos acompañó el recién electo senador y exsecretario de la gobernación William Villafañe. En un acalorado intercambio, le cuestioné si coincidía con Pedro Pierluisi en que no había razón para arrepentirse por haber endosado en el 2016, luego de su primera derrota primarista, a Ricardo Rosselló. Villafañe no solo dijo que, en efecto, Pierluisi no tenía razón para arrepentimiento alguno, sino que él, uno de los arquitectos de la victoria de Rosselló, tampoco lamentaba haberlo llevado a La Fortaleza. Me dijo que no había forma de saber, en el 2016, lo que pasaría en el verano de 2019, a menos que yo fuera “pitoniso”.

Esta peligrosa idea que los comentaristas del PNP comienzan a sembrar sigilosamente en la psiquis colectiva del país hay que arrancarla de cuajo. Las revelaciones que dieron inicio a las masivas protestas que acabaron con la salida de Rosselló, en efecto, se dieron en el verano. Pero los hechos que delataban se remontan al inicio de la campaña en la que el propio Villafañe participó. Hasta la misma transcripción del infame chat cubría varios meses entre finales de 2018 y el comienzo de 2019. En otras palabras, el pecado no se limita a un incidente; no es un mero romance veraniego. Rosselló traicionó su juramento desde el primer día, con la anuencia y complicidad de todo su equipo cercano.

Por otro lado, sí habíamos algunos “pitonisos”. Inés Quiles, desde Radio Isla, y yo, desde mi programa en aquel entonces en WKAQ, dedicamos el año eleccionario a alertarle al pueblo sobre el peligro de colocar a una persona sin experiencia, sin madurez, protegido toda la vida por los amigos de su padre, en fin, a un niño engreído, al mando del país. Nos criticaron y nos llamaron alarmistas. Un amigo, comentarista radial también, me dijo en una ocasión que mi campaña contra Rosselló me estaba haciendo daño y que debía pensar en establecer una línea más ecuánime.

Al final del día, no me equivoqué. Si bien no podía saber por dónde iba a salir el tiro, sabía que darle tanto poder a ese truhán era un peligro para Puerto Rico.

Tampoco era el único. Pierluisi fue otro “pitoniso”. En una entrevista en El Nuevo Día, el 22 de septiembre de 2015, dijo sobre Rosselló que “en la vida todos los que toman atrechos se meten en problemas. Pienso que gente que lo rodea lo ha ensalzado y que está cometiendo un grave error, pues tarde o temprano el pueblo se va a dar cuenta de que no está preparado.”

Hoy por hoy, no se arrepiente de haber cambiado de opinión y de haberlo endosado. Y ahí la razón por la cual el PNP busca revisar la historia: ante la falta de carácter y de entereza de su nuevo pichón de líder, tienen que minimizar el trauma que le ocasionó al país la miopía de toda una colectividad.

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