La Cámara de Representantes presentó el martes un informe con las pruebas que considera que incriminan a Donald Trump en sus relaciones con Ucrania, las que darán lugar a un debate en el Congreso acerca de si el 45to presidente debe ser destituido.
Los demócratas de la Comisión de Inteligencia argumentan que, con su conducta, Trump violó su juramento y además obstruyó el proceso.
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Los republicanos han respondido que Trump no tuvo la intención de presionar a Ucrania al pedir un “favor”: que investigara al exvicepresidente Joe Biden y otros demócratas. Dicen que la ayuda militar retenida por la Casa Blanca no se usó como palanca de presión, como dicen los demócratas, y que además finalmente se entregaron los 400 millones de dólares.
Las conclusiones servirán de base para que la Comisión Judicial evalúe las posibles acusaciones, en una histórica prueba de discernimiento político en un caso que divide al Poder Legislativo y al país entero.
Los demócratas esperaban convencer a los republicanos que estudiaran la posibilidad de destituir a Trump, pero ahora enfrentan la perspectiva de un atrincheramiento creciente de cada uno en sus posiciones.
Los legisladores tuvieron acceso al informe de la Comisión de Inteligencia el lunes por la noche a puertas cerradas y se aprestaban a votar el martes si lo envían a la Comisión Judicial para una audiencia crucial prevista para el miércoles.
El presidente de la comisión, el demócrata Adam Schiff, dice que Trump incurrió en “delito y falta de conducta” merecedoras de un juicio político al retener la ayuda militar a Ucrania para que investigara a Biden en presuntos manejos indebidos.
Para los republicanos, se trata de un mero “fraude” y se alinean con firmeza detrás del presidente. Trump tuiteó sus quejas diarias y formuló una pregunta sugestiva, aunque poco práctica: “¿Podemos ir a la Corte Suprema para detenerlo?”.