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Chile tiene su propia Greta Thunberg y vive en la Patagonia

Catalina Silva impulsa acciones para acabar con el cambio climático desde su natal Villa O'Higgins.

La voz de Catalina Silva, de 17 años, resuena con más fuerza en los Andes Patagónicos. La adolescente chilena es activista por el medio ambiente desde pequeña, así como su par sueca Greta Thunberg. Impulsa un programa para combatir la pobreza, además de la conservación de los anfibios y sus amados glaciares.

Desde los ocho años, la ciencia atrapó a Catalina en actividades escolares. A esa edad descubrió su fascinación por los anfibios: “Yo me enamoré de esos animales, tengo una gran fascinación por ellos”, dijo a la BBC.

Denuncia que están riesgo por el cambio climático y la mano del hombre. “Son especies muy delicadas, muy vulnerables a los cambios externos, que no tienen forma de irse a otro lugar cuando su medio es amenazado”, explica.

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También ve con horror cómo han cambiado el entorno de la Patagonia chilena debido al aumento de temperatura. “Es un lugar donde la naturaleza es hermosa, con glaciares inmensos y ríos prístinos”, dice.

Ella misma comprobó cómo, en cuatro años, el cambio climático afectó el glacial El Tigre, ubicado a tres horas de su pueblo natal Villa O’Higgins: “Me sorprendió demasiado ver esta realidad, como el glaciar en solo cuatro años había retrocedido una cantidad importantísima”.

Greta Thunberg no está sola

Y aunque el activismo de Catalina no es tan mediático como el de Greta Thunberg, ha tenido resultados concretos. Participó en el movimiento Patagonia Sin Represas, que logró paralizar la construcción de una represa hidroeléctrica en Aysén.

“A mí me parece muy bien el trabajo de Greta Thunberg como activista. Pero no es la única y creo que también es súper importante rescatar que en América Latina, y en todo el mundo, hay líderes de comunidades indígenas y rurales que han estado actuando desde hace mucho tiempo”, asegura.

Cree que el los jóvenes son protagonistas de la lucha contra el cambio climático porque es una generación que “nació pensando que el humano debe existir en equilibrio con la naturaleza”.

De allí, que participa en foros y congresos donde cree puede impulsar sus ideas. Uno de ellos fue Concausa, organizado por UNICEF, Cepal y América Solidaria, que sirvió para difundir su programa Conciencia Sin Pobreza.

Catalina espera ayudar a niños de regiones rurales pobres con talleres científicos. “Es lo que me pasó a mí: cuando yo era pequeña descubrí todo un mundo gracias a la ciencia”, agrega.

“1.000 acciones por un cambio”

Antes de conferencia mundial sobre el clima de Naciones Unidas, Catalina se sumó a 70 jóvenes de América Latina y el Caribe para llevar la propuesta “1.000 acciones por un cambio”. Allí se proponen medidas concretas que se pueden aplicar a la rutina diaria de las personas, como no comer carnes los lunes y no usar plásticos.

Para la adolescente chilena es irónico que los humanos no asuman su responsabilidad de la crisis climática:

“Muchas personas culpan a este fenómeno porque dicen por eso tenemos que migrar de nuestros lugares o cambiar nuestro estilo de vida. Pero, no se dan cuenta que en realidad nosotros somos los que lo provocamos y que nosotros estamos impactando de manera negativa en el medio ambiente”.

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