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Sobrevivientes de cáncer dan lección de vida basada en el amor y la fuerza

Mujeres cuentan a Metro sobre sus fortalezas para luchar contra el cáncer de seno, que puede llegar a la vida de cualquier persona

No hay historial familiar previo ni nada en este mundo que haga menos duro a las personas enfrentarse con un diagnóstico que, de la noche a la mañana, amenace con cambiarle la vida, o incluso, con acabarla.

Ejemplo de ello son Ivelisse Negrón González y Marisol Pérez, quienes tuvieron que encarar el resultado positivo a cáncer de mama haciendo uso de todas sus fuerzas para superarlo.

Negrón González recibió su diagnóstico tan solo unos meses después de hacerse una cirugía bariátrica y el mismo día del cumpleaños de sus hijos gemelos. “Fue frustrante la primera vez, porque yo soy paciente bariátrica. Me hice esa operación porque estaba sobrepeso, padecía de presión arterial alta, estaba prediabética. A los dos meses de haberme hecho esa operación, me encontré una pelotita, dos meses antes de que me tocara la mamografía”, relató. “Fue un choque bien fuerte porque me operé buscando salud y a los dos meses me informan que tengo cáncer”.

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Fue diagnosticada en mayo de 2017 con el cáncer triple negativo, que, según los médicos, es uno de los más agresivos y, prácticamente, inmune a muchos tratamientos. “A un año de haber terminado el tratamiento, en abril de 2018, tuve el mismo cáncer, una recurrencia, me salió en la misma mastectomía. Terminé quimio en septiembre y, gracias a Dios, no me tienen que operar”, manifestó Negrón González, quien ha recibido respaldo de la fundación Susan G. Komen.

La ama de casa, madre de tres hijos y abuela de uno detalló que, poco después del impacto inicial de la noticia, se aferró a Dios y a su familia para luchar contra la enfermedad. “En vez de decir al Padre del Cielo, en vez de decirle por qué, pregunté para qué, cuál es el propósito”, reflexionó Negrón González, quien contó que ha pasado todo su proceso en una iglesia que tiene el grupo de apoyo llamado Fundación Yo Puedo con Cristo, afiliada a la Sociedad Americana del Cáncer.

Pese a que tuvo un cáncer agresivo, la sobreviviente de 55 años aseguró que, además de seguir su sueño de estudiar cosmetología, busca servir de testimonio a otras mujeres que enfrentan esta situación. “Quiero enfocarme en hablarles a otras mujeres sobre el cáncer del seno, para ser testimonio de vida. Siendo un cáncer agresivo, creo que es aún más un testimonio porque quiero que me vean como una persona positiva”, aseguró. Una de las experiencias que, reconoce, le impactó fue la gran cantidad de mujeres que encontró en los centros de salud donde se realizan las quimioterapias. No obstante, aconseja a otras mujeres no tener miedo, no pensar en el cáncer como muerte, sino como un proceso, y mantener una actitud optimista y positiva.

“Mi hija fue mi motor”

Cuando apenas comenzaba a ver el crecimiento de su hija, Marisol Pérez tuvo que enfrentar la difícil noticia de que tenía cáncer de mama en etapa dos. Sin embargo, fueron, precisamente, su pequeña y su esposo, quienes se convirtieron en su motor para luchar contra la enfermedad. También se enfocó en buscar toda la información posible que le permitiese elegir el mejor tratamiento para su condición.

“El cáncer uno nunca lo espera. Siempre es duro cuando lo dicen, pero, en mi caso, mi mamá había fallecido hace un año atrás de cáncer de ovarios metastásico, siempre se queda en la mente chequearse por el historial familiar”, sostuvo Pérez.

En su caso, fue diagnosticada en octubre de 2016 a través de una mamografía con tomosíntesis, que se realizó luego del fallecimiento de su madre. “Tomé la decisión de hacerme la mastectomía bilateral inmediatamente. No dudé, por el miedo de que pueda salir en el otro seno, no quería pasar el mal rato dos veces, pues me quité el otro seno”, recordó Pérez, quien luego se hizo una reconstrucción.

Relató que, debido a que es farmacéutica de profesión, estuvo varios meses buscando estudios, guías de tratamientos, y hasta “peleando con el oncólogo”. Además, fue a Estados Unidos a buscar opiniones. Finalmente, estuvo seis meses con quimioterapia preventiva, que terminó en 2017.

“Uno quiere estar ahí para ver tus hijas crecer, o los hijos crecer, y ese es el motor de verdad, la familia, en mi caso. Mirar adelante, no mirar para atrás, enfrentarlo de frente”, declaró al reconocer que el apoyo de su familia fue primordial en el proceso, y que aún pide a Dios que le continúe dando salud para encaminar a su hija.

La sobreviviente manifestó:  “En mi caso tengo una nena, esposo, familia. Soy relativamente joven, uno tiene que hacer lo que la ciencia tiene disponible hoy día para extender tu vida”.

Por ello, recomendó a otras mujeres que puedan estar pasando una situación similar, que estén bien informadas. “Entender bien la condición, entender bien los términos que utilizan los médicos, entender bien qué es necesario para atender la condición rápido y no dilatar el proceso, y no tener miedo”, expresó Pérez.

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