Las multitudinarias protestas contra las autoridades en el Líbano seguían ganando fuerza este miércoles, pese a las medidas anunciadas por el gobierno y al aumento de la presencia militar en las calles.
La movilización, lejos de decaer tras las reformas de las autoridades, ganaba terreno en Beirut, donde desde la madrugada se multiplicaron las barricadas de los manifestantes en las calles que conducen al centro de la ciudad.
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La multiplicación de barricadas en las carreteras que conectan con la capital, con el riesgo de paralizar totalmente el país, llevó al ejército y a las fuerzas de seguridad, que hasta la fecha mantuvieron perfil bajo, a desplegarse el miércoles.
Tras varios días de manifestaciones gigantes y festivas, cientos de personas se iban agolpando en las calles este miércoles, mientras se levantaban barricadas con vallas, neumático, bidones y coches por todas partes.
En unos tensos cara a cara a veces, los manifestantes entablaban conversación con los militares.
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Agitando banderas libanesas o coreando el himno nacional o canciones tradicionales, les repartían flores, para ganarse su favor.
Según un fotógrafo de la AFP, algunos soldados tenían los ojos llorosos ante la muchedumbre, que les gritaba: “¡Pacíficos, pacíficos!“.
“Vimos sus lágrimas, sabemos que tienen órdenes“, declaró Elie Sfeir, un trabajador de 35 años.
“Pero seguiremos aquí para conseguir un cambio de régimen, es lo único que pedimos. Queremos escribir un nuevo capítulo en este país“.
En Nabatiyé, sin embargo, la policía intentó dispersar por la fuerza a un grupo de manifestantes, algunos de los cuales resultaron heridos, según la Agencia Nacional de Información (ANI).
*Video de AFP
El impuesto de más
Por ahora, ningún líder ha surgido de la masiva movilización.
El martes, apareció un “comité de coordinación de la revolución“, que hizo un discurso en la plaza de los Mártires en Beirut, pero su representatividad no acabó de convencer.
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Las protestas estallaron tras el anuncio, el 17 de octubre, de una nueva tasa a las llamadas que se hicieran a través del servicio de mensajería WhatsApp.
Fue el impuesto de más que golpeó a la población de un país cuya vida cotidiana no ha cesado de degradarse, con incesantes cortes de agua y electricidad, 30 años después del fin de la guerra civil.
Sin olvidar una clase política en el poder desde hace décadas, acusada de corrupta y de ser incapaz de encontrar soluciones.
*Con información de AFP