La Reina Isabel tiene 93 años, desde hace 66 ocupa el trono de Reino Unido, y como nunca quiso dejarle el puesto a su hijo Carlitos, la edad le estaría pasando la cuenta.
Así se vio hoy en la ceremonia de apertura del Parlamento cuando, como la tradición manda, tuvo que leer un discurso redactado por el primer ministro Boris Johnson.
La reina, en vez de la corona imperial, usó una tiara y dejó de lado uno de los símbolos más importantes de la monarquía británica; la joya más significativa del tesoro de la familia real.
El problema de la corona son sus dos kilos de peso y 31 centímetros de altura que habrían dificultado la lectura de la monarca.
El año 2017 Isabel tampoco usó la corona, pero en esa ocasión la explicación oficial fue que el acto estaba muy próximo a la fiesta con la que la reina celebra su cumpleaños, el Trooping the Colour, cuando la monarquía británica despliega todo su brillo por las calles de Londres. Eran demasiados paseos en carruaje en tan sólo dos días.
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Esa vez la monarca explicó que “no puedes mirar hacia abajo para leer el discurso, tienes que levantar la cabeza. Si no lo haces, se te rompería el cuello”.
El artículo es de oro y platino y se usó por primera vez para la coronación de la Reina Victoria en 1838. Tiene dos mil 868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, once esmeraldas y cinco rubíes. La joya de invaluable valor histórico se ha llegado a tasar en 300 millones de euros.
