BEIRUT (AP) — Para los kurdos de Siria, el abrupto retiro de Estados Unidos de sus posiciones en el noreste del país reaviva los recuerdos de haber sido abandonados en el pasado por los estadounidenses y otros aliados internacionales en cuyo apoyo había puesto sus aspiraciones.
Las fuerzas encabezadas por los kurdos han sido aliadas de Estados Unidos en el combate al grupo extremista Estado Islámico durante casi cuatro años. Ahora el retiro estadounidense las deja expuestas a un ataque anunciado de su enemigo Turquía.
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Ankara desea establecer una zona de control en el norte de Siria a lo largo de su frontera, una franja que pasaría por parte del corazón de la región de la minoría kurda donde ha forjado cierta independencia de gobierno en medio de la guerra civil de Siria.
Durante el último siglo, los kurdos estuvieron cerca de establecer su propio Estado o regiones autónomas, pero sus sueños se hicieron añicos tras ser abandonados por las potencias mundiales. Un antiguo proverbio kurdo refleja una historia de decepciones: “No tenemos amigos salvo las montañas”.
A continuación presentamos un vistazo a ese pasado:
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¿QUIÉNES SON LOS KURDOS?
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Los kurdos son un grupo étnico de unas 20 millones de personas que residen en cuatro naciones: 10 millones en Turquía, 6 millones en Irán, 3,5 millones en Irak y un poco más de 2 millones en Siria. Hablan una lengua indoeuropea, relacionada con el farsi de Irán, y en su gran mayoría son musulmanes suníes.
El área kurda de 191.000 kilómetros cuadrados (74.000 millas cuadradas) se extiende a través de una zona montañosa desde el sureste de Turquía hasta el noroeste de Irán. Están divididos no sólo por las fronteras, sino también por fracturas tribales, políticas y de facciones que las potencias regionales han utilizado frecuentemente para manipularlos.
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HISTORIA DE LUCHA Y TRAICIONES
Con el derrumbe del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial, a los kurdos se les prometió una patria independiente en el Tratado de Sevres de 1920. Pero éste nunca fue ratificado, y el “Kurdistán” quedó dividido en pequeñas partes. Desde entonces ha habido rebeliones kurdas casi continuas en Irán, Irak y Turquía.
Dos eventos han quedado grabados en los recuerdos de los kurdos como traiciones de Washington.
En 1972, Estados Unidos ayudó a armar una insurrección de kurdos iraquíes contra Bagdad. Lo hizo en nombre de Irán, en ese entonces encabezado por el sha Mohamed Reza Pahlevi, un aliado estadounidense que deseaba presionar al gobierno iraquí por una disputa fronteriza. Tres años después, el sha firmó un acuerdo con Bagdad sobre la frontera y canceló el flujo de armas. El entonces líder kurdo Mustafá Barzani le pidió apoyo al secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, pero la ayuda estadounidense llegó a su fin. El gobierno iraquí aplastó la rebelión kurda.
Los kurdos de Irak volvieron a alzarse en armas en la década de 1980 con respaldo iraní durante la guerra entre Irán e Irak. El ejército del líder iraquí Saddam Hussein libró una campaña brutal, utilizando gas venenoso y obligando a 100.000 kurdos a reubicarse en el desierto del sur.
El segundo evento ocurrió en 1991, después de la guerra del Golfo Pérsico encabezada por Estados Unidos en la que Kuwait fue liberado de las fuerzas iraquíes. El entonces presidente George H. W. Bush exhortó a los iraquíes a rebelarse ante Hussein. Los kurdos en el norte y los chiíes en el sur se alzaron en armas, y Hussein respondió con una represión brutal. Aunque Bush no ofreció apoyo explícitamente, los kurdos y los chiíes se sintieron abandonados en una situación difícil.
Aun así, el hecho de que Estados Unidos haya mantenido una zona de exclusión de vuelos sobre el norte de Irak ayudó a asegurar cierto grado de autonomía kurda. Tras la caída de Hussein en 2003, Washington se aseguró de que la nueva Constitución de Irak consagrara esa zona autónoma. Pero la Casa Blanca no ha respaldado la independencia kurda.
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EN SIRIA, ¿TODO QUE PERDER?
Los kurdos de Siria han tenido esperanzas de alcanzar la autonomía total en el extremo nororiental del país donde se concentra su población. Damasco no lo ha permitido, y Turquía se opone vehementemente a ello.
De todas formas lograron un grado de autonomía impensable antes de la guerra, incluyendo la enseñanza de su propio idioma en las escuelas, el establecimiento de su propia policía y el control de un concejo administrativo que maneja los asuntos del diario.
Estados Unidos halló en los kurdos un socio efectivo en el terreno para combatir al Estado Islámico. Armados por Washington y respaldados por tropas y armas estadounidenses, las fuerzas encabezadas por los kurdos finalmente pusieron fin al control territorial del Estado Islámico, a un costo de miles de kurdos muertos en años de combates. Ahora sus fuerzas controlan casi una tercera parte de Siria.
Los kurdos tenían esperanzas de que la alianza le diera peso a sus ambiciones de autonomía. Pero generó fricciones entre Estados Unidos y Turquía.
Ankara considera un grupo terrorista a la principal milicia kurda siria, la cual está vinculada con insurgentes kurdos en Turquía.
Turquía envió tropas a Siria en agosto de 2016 y se apoderó de un área a lo largo del extremo occidental de la frontera. Posteriormente invadió el enclave crucial de Afrin, lo que derivó en el desplazamiento de decenas de miles de kurdos.
Ahora los kurdos temen que ocurrirá lo mismo en mayor escala si Turquía se apodera del resto de la zona que busca, extendiéndose hacia el este hasta la frontera iraquí y hasta 30 o 40 kilómetros (19 a 25 millas) hacia el interior de Siria.