La obesa figura de Nicolás Maduro es una ofensa para el pueblo venezolano que debido a la crisis total que vive apenas tiene para comer. En promedio cada ciudadano ha bajado once kilos, y la desnutrición está condicionando toda la existencia de los niños que la padecen porque crecerán con problemas que los acompañaran por siempre.
El dictador, en un ataque de creatividad, propuso instalar huertos y gallineros en las escuelas para combatir la escasez de alimentos que sufre el país “para enseñar a los estudiantes a producir con sus manos”.
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En una nueva y tediosa cadena obligatoria de televisión el chavista declaró frente a unos estudiantes que “los huertos escolares se los encargo a ustedes, muchachos. Toda escuela y liceo tiene un espacio, algunos tienen un espacio grande, el que tenga un espacio grande me pone también ahí animales (vacas, chanchos), y unas 200 gallinas, 300 gallinas”.
Luego Maduro se puso como ejemplo. Dijo, sin ponerse rojo, que él junto a su esposa, Cilia Flores, tiene una gallinero en su casa que atienden personalmente. “Ellas ponen su ponedura, su postura, y nosotros agarramos esas posturas y las distribuimos entre los familiares. Eso es maravilloso”, aseguró.
“El ser humano se desarrolló, evolucionó porque aprendió a utilizar las manos, y con las manos, trabajando, desarrolló el cerebro. Yo le he dicho a la vicepresidenta: consigamos un millón de gallinas para llevarlas a los liceos y a las escuelas, es aprendizaje”,teorizó el bien alimentado mandatario.