Natalie Portman existe en un universo único. Por eso, tal vez, es capaz de descifrar la existencia de Lucy, el personaje de su último filme, para quien las rutinas de una vida doméstica dejan de tener importancia frente a la inmensidad del espacio. Portman, al igual que su personaje, alardea de un coeficiente intelectual superior a la media y es capaz de convencer con cada papel que representa, ya sea como asesina a sueldo, bailarina de ballet o incluso en la piel de Jackie Kennedy. Esta vez se va al espacio convertida en astronauta de la NASA, donde se mete en la vida de una mujer inestable mental y emocionalmente.
Basada en la historia de Lisa Nowak, la astronauta que intentó secuestrar a uno de sus colegas en el aeropuerto de Orlando tras descubrir que la engañaba con otra, la cinta demuestra que Portman tiene talento para exprimir las obsesiones humanas. En el hotel W de Los Ángeles tuvimos oportunidad de conversar con ella sobre su personaje en la película y su obstinada dedicación por encontrar personajes femeninos con sustancia.
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Lucy in the Sky está dirigida por Noah Hawley y el guión corre a cargo de Brian C. Brown y Elliot DiGuiseppi.
P: ¿Puede explicarnos cómo afrontó la aventura de interpretar a Lucy, una mujer que enfrenta un reto mental y espiritual en su regreso del espacio?
R: Realmente, para mi, lo importante fue retratar la crisis existencial que padece Lucy. Lo que ocurre cuando tienes una experiencia que te permite estar más viva que nunca. Parte de esa experiencia suya fue descubrir lo pequeños que somos y la poca importancia de nuestras rutinas dentro del universo. La relación que mantiene con el personaje de John Hamm, despierta dentro de ella algo que estaba dormido porque entiende en su viaje que nada importa, que puede hacer lo que le dé la gana. Lucy está luchando por dar sentido a su vida. Quiere encontrar sentimientos parecidos a lo que ha vivido en el espacio y, sin embargo, nada parece llenarla. Es su desesperación lo que termina por acorralarla.
P: ¿El hecho de rodar la película en orden cronológico, influyó en su actuación?
R: Mucho. Fue complicado grabar en orden cronológico porque exigía de mi una gran concentración. La dirección de Noah fue muy especifica porque construyó la narración de una forma donde Lucy está cada vez más prisionera de si misma. Como actriz, sentía el lazo alrededor del cuello mientras iba acumulando la ansiedad del personaje. Cuando su abuela se enferma, cuando muere, cuando engaña y rompe con su marido; son situaciones que van incrementando su psicosis. Estoy agradecida a Noah porque me permitió cambiar ciertos elementos del personaje que me informaron de su personalidad y que pude adaptar según mi perspectiva.
P: ¿Vuelve a interpretar a una mujer independiente con problemas psicológicos?
R: Lo que aprecio de esta película es que, a veces, cuando se retrata a una mujer astronauta la describen con un hijo en la tierra y ese es el único drama posible porque se pasa el tiempo pensando en su familia. Poder interpretar a una mujer que permanece libre de ese conflicto y que se enfrenta a otro tipo de drama, como es experimentar una crisis existencial, me pareció bastante radical y muy significativo. No lo digo por criticar lo que se ha hecho, porque me encantan las historias sobre mujeres astronautas, quiero dejar claro que no intento criticar a los demás sino alabar esta narración.
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P: En la cinta vemos que Lucy está al borde de la psicosis, sin dormir y escuchando voces. ¿Investigó sobre las enfermedades mentales?
R: Sí, porque parte de lo que le ocurre forma parte del comportamiento humano cuando se vive una experiencia de esas dimensiones. Pero en el caso de Lucy quise darle más profundidad, no es un trauma único, ni su comportamiento está marcado únicamente por sus horas de dormir, o el dolor de la perdida de su abuela, al contrario, son muchas cosas. Le influye su pasado familiar, las horas sin dormir, el regreso del espacio y el periodo de adaptación necesario para admitir que ve y entiende las cosas de una forma diferente, es su problema en el trabajo, la relación que tiene fuera de su matrimonio, la discriminación que padece como mujer. Cada persona es una constelación de problemas, por ponerlo en una frase que se relaciona con el espacio, y nuestro comportamiento responde a la forma que asimilamos esos problemas. Sin duda hay un elemento de inestabilidad mental, aunque no creo que sea el único motivo por el que responde de la forma en que lo hace.
P: ¿Cuál fue el mejor momento del rodaje?
R: Las abejas fueron, para mi, el mejor momento del rodaje de este filme. Esa escena fue una de las experiencias más mágicas que he tenido en mi vida. Todavía estoy agradeciendo a Noah por permitirme vivirla. Fue increíble estar en mitad del campo rodeada de abejas, fue surreal.
P: ¿Considera que Lucy in the Sky es un filme feminista en línea con los tiempos que vivimos?
R: Todas las películas que se hacen sobre una mujer retratan su complejidad y, sin duda, hay un elemento de intencionalidad especifica al mostrar su defectos y sus virtudes, incluso su vanidad. Y sí, es un filme feminista pero de otra clase. Creo que estamos retratando con más profundidad los personajes femeninos porque son agentes de su propia narrativa y eso nos permite que las mujeres cada vez adquieran más poder en otras áreas de trabajo. Debemos mostrar a las mujeres tal y como son, es decir, una infinidad de posibilidades.
P: Si pudiera elegir otra profesión, de no ser actriz, le gustaría ser astronauta
R: Por supuesto, estoy tratando de convencer a la NASA de que me dejen intentarlo porque sin duda, por lo visto en este filme, es una experiencia intoxicante.
P: ¿Tuvo la oportunidad de entrevistarse con algún astronauta?
R: Sí, tuve la suerte de visitar la NASA y hablar con algunos de los astronautas que gentilmente me dieron un tour por las instalaciones. Muchos de ellos han estado en la estación espacial y me contaron su experiencia. La mayoría coincidía en la dificultad de volver a caminar una vez que regresan porque el cuerpo necesita un periodo de adaptación a la gravedad de la tierra y hay todo un protocolo psicológico por cómo les afecta social y mentalmente la experiencia. Es muy estresante prepararse para ese tipo de viaje porque necesitan una enorme estabilidad emocional.
P: Esta película se suma en su carrera a la conversación sobre la presión que existe en las mujeres que ejercen trabajos muy competitivos…
R: Creo que el mundo del ballet y el mundo de la aeronáutica son diferentes. Las mujeres astronautas se cuentan con una mano, apenas hay jugadoras. Cuando una mujer destaca en una posición de poder se la califica como “ella” porque es la única en la mesa. Cuando eres única se te señala sin nombre, solo por tu genero; esa, la mujer, ella. Eres –La Mujer–, pero si hay más de una ya tienes que prestar atención a sus características y a su personalidad para nombrarla. En este filme hemos querido destacar ese aspecto específico de ser única en el trabajo, porque es una situación muy particular y muy comprometida. También existe lo contrario, profesiones que se identifican con las mujeres, como la enfermería, y que se degradan simplemente por eso. Pero esa es otra conversación.
P: ¿Intenta proteger su imagen pública?
R: Sí. Creo es importante mantener la distancia entre la vida privada y la profesional. Soy una artista que respeta al público pero con ellos quiero compartir mi trabajo, nada más.
P: ¿Se ha sentido alguna vez como un símbolo?
R: Cuando sabes que eres un símbolo, es difícil mantener tu humanidad. Tu imagen se convierte en un maniquí en manos de otros. Esa imagen es pura ficción.
P: Hablando de política y mujeres, en Hollywood hay una lucha por la igualdad de salarios. Usted que es directora y actriz, ¿Lucha por que la paguen igual que a los hombres?
R: Por supuesto. Soy solidaria, soy consciente del simbolismo que existe cuando una actriz famosa pelea por sus derechos y por supuesto entiendo que hay mucha gente mirando a nuestra comunidad. Considero que esa es una lucha que cada uno debe hacer a título personal.
P: Ha dicho que le dio miedo interpretar a Lucy, no parece usted una mujer miedosa.
R: Soy una mujer con muchos miedos, pero no tengo ninguna fobia problemática. Mis miedos son los típicos de muchas mujeres; siento que no soy lo suficientemente decidida o lo suficientemente competitiva, y siento que no escucho tanto como debiera a mi voz interior. Cuando era adolescente, me daba miedo entrar en la edad adulta, ahora me da miedo enfrentarme a mis decisiones y medir las consecuencias de cada paso que doy.