WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump, quien no suele distinguirse por su moderación, está recurriendo a amenazas mientras aumenta la presión por un proceso de juicio político en su contra.
El lunes, el mandatario señaló que el representante Adam Schiff era culpable de traición. Pero la Constitución establece claramente que la traición no es lo mismo que deslealtad. Y un alterado Trump trataba públicamente de borrar las diferencias entre ambos conceptos mientras atacaba en Twitter a sus críticos y el proceso de juicio político en la Cámara de Representantes.
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Trump también insinuó que cualquier intento de destituirlo podría provocar una guerra civil, parte de una serie de tuits que ofrecieron una muestra de sus emociones.
El mandatario no fue nada sutil en cuanto a sus comentarios hacia Schiff, el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, y uno de sus adversarios más añejos.
“¿Arresto por traición?”, tuiteó Trump sobre el representante demócrata. Fue la objeción más reciente de Trump a la recapitulación de Schiff a un borrador de transcripción de una llamada telefónica del 25 de julio en la que el presidente presionó a su homólogo ucraniano para investigar al precandidato demócrata a la presidencia Joe Biden y su hijo.
En la víspera, Trump había aseverado: “Quiero que interroguen a Schiff al máximo nivel por fraude y traición”.
Ni siquiera los presidentes consiguen siempre lo que quieren.
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Es una dura verdad para el ex empresario de bienes raíces que controló gran parte de su mundo antes de que la presidencia lo pusiera frente a frente con ramas del gobierno equivalentes.
La reacción de Trump ha sido cuestionar a sus críticos y a la Constitución, bloqueando solicitudes de información y ejerciendo su derecho a veto contra la maquinaria del gobierno a la que llama “Estado profundo”.
La intensidad de los tuits del mandatario se ha ido incrementando junto con un cambio notable en el sentir del público respecto al proceso de juicio político.
Encuestas realizadas desde que se dio a conocer la llamada con el presidente ucraniano muestran una división sobre si Trump debería enfrentar un juicio político y ser destituido, pero el apoyo hacia este proceso ha aumentado considerablemente desde que la Cámara de Representantes abrió la pesquisa el 24 de septiembre.
Trump fue con todo.
Cuando le preguntaron el lunes si conocía la identidad del denunciante, respondió: “Estamos tratando de averiguarla”, pese a que la persona está protegida por la Ley de Protección de Denunciantes.
Horas antes, el presidente tuiteó un comentario realizado por un pastor conservador que inmediatamente provocó críticas de un legislador republicano.
“Si los demócratas tienen éxito en destituir al presidente, eso ocasionará una fractura en esta nación similar a la de la guerra civil, de la cual nuestro país nunca sanará”, fue el comentario del reverendo Robert Jeffress, pastor de la Primera Iglesia Bautista en Dallas, que Trump publicó.
El representante republicano Adam Kinzinger, expiloto de la Fuerza Aérea y que representa un distrito de Illinois que Trump ganó en 2016, tuiteó en respuesta: “He visitado naciones destrozadas por la guerra civil… Nunca imaginé que una frase de ese tipo sería repetida por un presidente. Esto es más que repugnante”.
Trump ha guardado desde hace tiempo la amenaza de traición para personas especiales a las que percibe como delincuentes, algo que nunca se ha comprobado.
“Mi campaña como presidente fue espiada”, tuiteó falsamente Trump el 17 de mayo. “Nunca ha sucedido algo como esto en la política estadounidense. Una situación muy mala. ¡La traición significa largas sentencias en prisión y esto fue una traición!”.
No lo sería, incluso si realmente hubiera sucedido.
De igual manera, Trump dirigió su furia al autor de una editorial anónima que fue publicada en The New York Times hace poco más de un año que decía: “muchos de los altos funcionarios en su propio gobierno trabajan diligentemente desde dentro para frustrar su agenda y sus peores inclinaciones”. También dijo que la toma de decisiones del presidente era “precipitada, mal informada y en ocasiones imprudente”.
“¿Traición?”, tuiteó el mandatario el 5 de septiembre, mismo día en el que se publicó el texto.
Sin duda fue algo vergonzoso, pero no fue traición.
La Constitución estipula: “La traición contra los Estados Unidos sólo consistirá en hacer la guerra en su contra o en unirse a sus enemigos, impartiéndoles ayuda o protección”.
Cabe destacar la palabra “sólo”.