Al borde de una escarpada colina al borde del océano Pacífico en la Bahía Papa de Hawai, hay un puñado de viviendas rudimentarias y ni un solo hotel ni turista a la vista. Bajo las calmas aguas del océano Pacífico yace uno de los arrecifes de corales más abundantes y extensos de las islas.
Sin embargo a tanta lejanía de los productos químicos y de la actividad humana, se empiezan a ver presagios de una fenómeno climático potencialmente catastrófico para los corales de Hawai.
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Apenas cuatro años después de que una severa ola de calor marino mató a casi la mitad de los corales de la costa hawaiana, un grupo de científicos vaticina que otro surgimiento de aguas cálidas causará una de las más peores descoloraciones de corales jamás vistas en la región.
“En el 2015 sufrimos temperaturas jamás vistas en la historia de Hawai”, observa Jamison Gove, oceanógrafo de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés). “Lo más importante, o mejor dicho lo más alarmante, es que hemos detectado temperaturas incluso mayores a las vistas en el 2015”.
Los científicos con equipos de alta tecnología han estado detectando un descoloramiento en los arrecifes de coral en la Bahía Papa de Hawai, causados por una ola de calor marina que desde hace meses ha impulsado las temperaturas a alturas jamás vistas. En junio, julio y agosto de este año se registraron las mayores temperaturas oceánicas en la historia de Hawai. En lo que va de septiembre, las temperaturas son las segundas más altas de la historia, superadas sólo por las registradas en el 2015.
Los expertos pronostican que las altas temperaturas del norte del océano Pacífico seguirán calentando las aguas de Hawai bien entrado octubre.
“Las temperaturas llevan bastante tiempo muy altas”, advirtió Gove. “El problema no es solamente que las aguas están calientes, es la cantidad de tiempo que se mantienen así”.
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Los arrecifes de coral son vitales alrededor del mundo, pues no sólo ofrecen un hábitat para los peces, la base de la cadena alimentaria marina, sino alimentos y medicinas para los humanos. Además sirven como barreras naturales en el lecho marino para proteger a las costas pobladas de las tormentas y huracanes.
En Hawai, los corales son también vitales para la economía, pues el turismo prospera gracias en parte a que los corales ayudan a crear y preservar las icónicas playas de arena blanca, los locales de snorkeling y de nado, y ayudan a la formación de olas que atraen a surfistas de todo el mundo.
Las temperaturas oceánicas no son iguales en todo Hawai, señala Gove. Los cientos, las corrientes e incluso la geografía en tierra firme pueden afectar la temperatura acuática.
“Hay elevaciones como dos enormes volcanes en la Isla Grande que bloquean los vientos”, dijo Gove, lo que hace la costa occidental de la isla, donde está la Bahía Papa, una de las zonas más calurosas del estado. Advirtió que allí el descoloramiento de los corales probablemente será “severo”.
“Habrá un amplio descoloramiento de estos corales, quizás de un 100%”, enfatizó el científico. Y muchos de estos corales aún se recuperan del azote del 2015, lo que quiere decir que son más susceptibles a traumas térmicos.
Según la NOAA, una de las causas de la ola de calor es la baja presión atmosférica entre Hawai y Alaska que ha debilitado vientos que de otra manera hubieran enfriado las aguas del Pacífico norte. La causa de esto es una incógnita: quizás es parte de las erráticas fluctuaciones de la atmósfera, o podría deberse al calentamiento de los océanos u otros efectos del cambio climático generado por la actividad humana.
Aparte del caso específico de Hawai, lo cierto es que las temperaturas oceánicas seguirán subiendo en los años venideros, aclaró Gove. “No cabe duda de que el cambio climático está contribuyendo a este fenómeno”, expresó.
Para los corales, el agua caliente implica estrés, y el estrés prolongado mata a estos organismos y pulveriza a los arrecifes.
El descoloramiento ocurre cuando un coral se encuentra en problemas y desprende algas que le dan sus nutrientes vitales. Esas algas son las que les dan ese color a los corales por lo cual cuando son soltadas, el coral se blanquea.
Gove explicó que los científicos hoy en día cuentan con herramientas de alta tecnología para monitorear el descoloramiento, y para recaudar información que podría ayudarles en el futuro.
“Estamos monitoreando este fenómeno en vivo gracias a satélites, y es la primera vez que esto ocurre”, manifestó Gove.
En la Bahía Papa, la mayoría de los corales se han recuperado del descoloramiento sufrido en el 2015, pero los expertos temen que esta vez no tendrán tanta suerte.
“Casi todas las especies que hemos observado ha sufrido algo de descoloramiento”, señaló Greg Asner, director del Centro de Ciencias de Conservación de la Universidad Estatal de Arizona.
Los sensores indican que la bahía está 3,5 grados Fahrenheit (1,6 grados centígrados) por encima de lo normal para esta época del año, indicó.
El científico usa sensores submarinos, satélites, avionetas e información pública para remitirle a los expertos federales y a especialistas como Gove la información que requieren.
“Lo más importante aquí es que estamos tomando estas medidas (submarinas), comparándolas con las que recabamos por nuestras aeronaves y con las que recabamos por nuestros satélites”, aclaró Asner. “Esto nos da un retrato más amplio de lo que está ocurriendo para poder llegar a la verdad de lo que está ocurriendo”.
Uno de los temas que explorarán es por qué algunos corales son más resistentes que otros. Los hallazgos más recientes apuntan a que la gradual exposición al calor en los laboratorios ayuda a los corales a resistir más calor en el futuro.
“Una vez que acabe la ola de calor tendremos un buen mapa para trazar los esfuerzos de restauración”, manifestó Asner.
Entretanto, algunos habitantes de Hawai están ayudando a la causa, educando a turistas sobre la necesidad de proteger la fauna marina.
“Les explicamos lo que pueden hacer y lo que deben evitar cuando entran a la bahía”, expresó una de las docentes, Cindi Punihaole Kennedy, directora del Centro Educativo de la Bahía Kahalu’u.
“Por ejemplo, les enseñamos a no pisar los corales, a no darle de comer a los peces”, agregó.
A la bahía van más de 400.000 visitantes cada año, dijo la Punihaole Kennedy.