Un piloto voluntario y propietario de un helicóptero que buscaba llevar ayudas a Las Bahamas tras el paso del huracán Dorian por la región, se impresionó al descubrir esa semana que un área repleta de escombros estaba siendo habitada por alrededor de 40 personas, según contaron a la cadena NBC.
Justin Johnson, quien es propietario de Timberview Helicopters en Destin, Florida, se dirigía junto a su esposa Ángela Johnson hacia Abaco. La pareja se encontraba en las Bahamas junto al grupo voluntario MEDIC Corps.
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Mientras sobrevolaban Little Abaco, el reportero Vic Micolucci, quien se unió en la misión, apuntó hacia el escombro y le preguntó a Johnson sobre la posibilidad que quedara gente con vida en medio de aquella basura. Ante el escenario que se veía desde arriba, Ángela y su esposo no lo creyeron cierto, sino que era tan solo una acumulación de desechos. Mientras lo repensaba y luego de meditarlo, el piloto decidió regresar y despegar en el área al próximo día.
Cuando Johnson despegó, según él, unas 30 a 40 personas comenzaron a salir de entre los escombros. Ante esto, el piloto junto a su esposa comenzaron a reunir suministros rápidamente.
La pareja comenzó a reunir casetas de campaña, agua y comida, esto con la ayuda de MEDIC Corps, que les ayudaron a traer suministros de vuelta a esta personas.
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En un parte de prensa, MEDIC Corps dijo que el pequeño poblado fue pasado por alto porque se encuentra lejos de las carreteras principales y los residentes no tenían los vehículos adecuados y tampoco hablaban inglés. Las personas varadas en esta área estaban en necesidad de suministros y ayudas, según el grupo voluntario.
En su mayoría, estas personas eran inmigrantes haitianos indocumentado, quienes temían ser deportados, algo que imposibilitó el desalojo de esta comunidad.
La pareja voluntaria compartió, a su vez, el rescate de tres niños que quedaron varados en una calle que había colapsado por el ciclón, en Abaco. Los Johnson se encontraban en una breve vuelta para conseguir suministros cuando se encontraron a su paso a un hombre que les pidió ayuda para llegar a los niños que se encontraban cerca del área.
No fue hasta que la pareja ató los cabos y entendieron que se trataba de los mismos niños, de edades entre los tres, seis y diez años, que habían encontrado en un comienzo y, según Angela Johnson, habían sido dejados en esta área por un bote para reunirse con sus padres, para luego fallar en el intento, al los progenitores encontrarse al otro lado de la carretera que había colapsado en sus totalidad.
Los niños fueron llevados luego a donde sus abuelos.