Mientras a nivel municipal, las alcaldesas de Loíza y Canóvanas, Julia Nazario y Lornna Soto, respectivamente, tomaron medidas preventivas incluso previo al cambio de ruta de la tormenta Dorian, para los residentes de ambos municipios la amenaza o llegada de un fenómeno atmosférico recuerda el mal sabor del azote de María hace casi dos años.
En entrevista con Metro, Nazario sostuvo que desde temprano ayer se activaron los empleados para comenzar orientaciones de desalojos y refugios disponibles.
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“Nos estamos ocupando de las personas que viven con toldos y las personas que viven a la orilla del mar y la marejada”, dijo sobre las 48 familias con toldos y 52 familias ubicadas en costas.
Mientras, la alcaldesa de Canóvanas planteó que el municipio se preparó, y de hecho, los servicios estaban operando en la mañana de ayer. “Ya llevábamos un mes en el municipio trabajando en los caños y en la mayoría de los cuerpos de agua y en las comunidades susceptibles a inundaciones e hicimos un plan de mitigación y limpieza”, explicó. Las áreas de mayor preocupación son varios sectores de San Isidro.
Metro hizo un sondeo entre residentes de ambos municipios y aunque la inmensa mayoría afirmó estar preparados, muchos dijeron que se basaron en su experiencia con María. Zulivette Ocasio, de Palma Sola en Canóvanas, confesó que cuando supo el cambio de trayectoria se asustó y colocó tormenteras. “Me siento un poco asustada pero esto se lo debo a María”, manifestó Ocasio.
En el Hipódromo Camarero también tomaron medidas de seguridad, aunque no anticipaban un efecto tan dañino como con María.