El verano del 19 nos cambió a todos. El Partido Popular Democrático no es la excepción. Ante este panorama, el PPD no puede querer gobernar porque sí, porque le toca el turno o por ser el menos malo. El PPD tiene que evaluarse, exigirse más a sí mismo y ofrecerle a Puerto Rico lo mejor. Para esto, los populares en todos los rincones de la isla y en todos los niveles políticos debemos comenzar un diálogo franco sobre lo que es el PPD, lo que queremos ofrecerle al país y lo que proponemos para lograrlo. Este proceso debe ser desprendido y severo con el fin de purgar la colectividad de las políticas tradicionales que nos trajeron hasta aquí.
El PPD se enfrentará a su primera primaria de ley para la gobernación en junio de 2020. Candidatos y candidatas se medirán para ganarse el privilegio de representarnos bajo nuestra insignia. El mismo día, los populares elegiremos, aunque en contiendas menos sonadas, candidatos a Washington, las alcaldías y la legislatura. Como parte del proceso de elegir a los mejores candidatos y candidatas para todas las papeletas, los populares tenemos que exigirnos más y estar claros en lo que le ofrecemos como partido al país.
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En ese diálogo, el PPD debe adoptar un modelo similar a los party platforms que presentan los partidos Demócrata y Republicano en los Estados Unidos. Cada candidato o candidata podrá presentar sus diferentes propuestas alineadas con su visión. Sin embargo, como populares, debemos definir aquello que no es negociable y la política pública que nos comprometemos a promover como colectividad. Los candidatos, a su vez, deben comprometerse con el ideario del partido y no pretender imponerse a última hora ni utilizar el partido y sus votantes únicamente como herramienta electoral.
Quienes aspiren a dirigir nuestro partido y, con el favor de los votantes, nuestro país, deben comprometerse con una visión clara, contundente y que responda al nuevo Puerto Rico. Esta será nuestra mejor carta de presentación al país y nos permitirá labrar un mejor futuro colectivo.