BUENOS AIRES (AP) — Los mercados reaccionaron el lunes con temor a la posibilidad casi cierta del regreso del populismo al poder en Argentina luego de su triunfo en las primarias para las elecciones generales de octubre, mientras el presidente Mauricio Macri analiza cómo contrarrestar el impacto negativo de su derrota.
Un día después de la aplastante victoria del opositor Alberto Fernández, acompañado en la fórmula por la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), el peso argentino se devaluó más de 25% contra el dólar que cotizó en promedio en 58,25 pesos por unidad en bancos y casas de cambio respecto de los 46,55 pesos del cierre del viernes.
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El índice Merval, que concentra las acciones líderes de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, se desplomaba 35,76% a las 1855 GMT respecto del cierre del viernes.
En tanto, alrededor de un tercio de las empresas argentinas que cotizan en el mercado estadounidense perdieron la mitad de su valor. El Grupo Financiero Galicia, un banco centenario argentino, cayó 60%.
Todos los bancos se vieron muy afectados, así como las empresas constructoras o que realizan obras de infraestructura. El valor de Loma Negra, que fabrica cemento y presta servicios de transporte ferroviario, también cayó 60%.
“Los inversores creen que el regreso del kirchnerismo puede traer una situación negativa… y si bien Alberto Fernández intentó disipar esos temores, lo cierto es que los inversores se mantenían más cómodos con la continuidad de Macri”, dijo a The Associated Press Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit.
Entre esos temores, dijo, están el posible regreso de políticas intervencionistas con restricciones en el mercado cambiario, el cese de pagos de la deuda y el congelamiento de las tarifas de los servicios.
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Fernández, con 47,65% de los votos, se impuso al conservador Macri, quien alcanzó 32,08%, lo que haría casi imposible que el mandatario pueda revertir ese resultado y lograr ser reelecto en octubre.
Para ser elegido presidente se necesitan 45% de los votos o al menos 40% y tener una diferencia mayor a 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado. En caso de no alcanzarse esas cifras se celebrará una segunda vuelta en noviembre.
Según Carugati, Argentina está viviendo “una jornada de pánico” y en la medida en que las “dudas persistan” y el gobierno no dé una respuesta contundente “se genera una situación financiera muy delicada”, con una depreciación de la moneda que dispararía la ya elevada inflación.
Un escenario de turbulencia económica también pondría en duda el cumplimiento de los compromisos de deuda asumidos por el gobierno.
En 2018 Argentina recibió del Fondo Monetario Internacional un rescate récord por más de 56.000 millones de dólares. Fernández adelantó durante la campaña que renegociará el acuerdo.
“Es lo que pasa cuando durante tanto tiempo el gobierno no dice la verdad sobre la economía”, respondió Fernández al ser consultado por periodistas sobre la reacción de los mercados tras reunirse con la expresidenta en la sede de su fuerza política.
En una primera medida que buscar llevar algo de tranquilidad, el Banco Central de Argentina aumentó 10 puntos (hasta 74%) la tasa de interés de las letras de liquidez Leliq -que funcionan como préstamos de una semana que realizan los bancos a la entidad emisora- y licitó 50 millones de dólares para intentar contener de depreciación del peso.
Macri, un conservador que goza del apoyo de Estados Unidos, programó una reunión con sus ministros para las 15.30 (1830 GMT) y luego brindará una conferencia de prensa.
El ministro del Interior Rogelio Frigerio felicitó al ganador y reconoció que el resultado no era lo que esperaba el gobierno. También alertó que la reacción de los mercados “responde a la incertidumbre política que implica el riesgo de volver al pasado”.
Asimismo, indicó que de igual manera que el gobierno tiene la “responsabilidad de gobernar hasta el 10 de diciembre” la oposición debe “acompañar y garantizar la gobernabilidad”.
Fernández, exjefe de gabinete de Fernández de Kirchner y de su fallecido marido y antecesor Néstor Kirchner (2003-2007), manifestó que “el gobierno nunca convocó a nadie, no sé por qué lo hará ahora” en medio de rumores sobre una convocatoria del gobierno a los candidatos opositores para dar una señal de calma a los mercados.
“No me llamó en todos estos años, no creo lo haga ahora”, agregó.
El triunfo de Fernández obedeció en gran parte al descontento por la política de ajuste aplicada por Macri y el deterioro de la situación económica, con un incremento del desempleo y la pobreza, una inflación de más de 47% en 2018 y una proyectada de 40% para este año.
Su victoria supone un contrapunto en una región donde en los últimos tiempos se ha producido en varios países un giro político a la derecha.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, manifestó su malestar.
“El grupo de Cristina Kirchner, que es el mismo que el de Dilma Rousseff, que el de (Nicolás) Maduro y (Hugo) Chávez y de Fidel Castro, dio señales de vida… si esa izquierda vuelve a Argentina nosotros podremos tener en Rio Grande do Sul un nuevo estado de Roraima, y no queremos eso, hermanos argentinos huyendo para acá”, dijo Bolsonaro en un acto oficial en referencia al estado fronterizo con Venezuela adonde llegan miles de refugiados venezolanos.
En cambio el expresidente brasileño Luiz Inacio “Lula” Da Silva felicitó a Fernández. “Debemos dar esperanza a la gente, traer mejores días y cuidar a quienes más los necesitan”, afirmó en su cuenta de Twitter el ex gobernante que cumple una pena de prisión por corrupción.
La dupla de los Fernández ganó pese a que la exmandataria y otros exfuncionarios afrontan múltiples causas por supuesta corrupción. La ex gobernante está procesada en 13 expedientes y encara al menos siete pedidos de detención que no se han puesto en práctica porque cuenta con fueros como senadora.