BRIDGEWATER, Nueva Jersey, EE.UU. (AP) — Justo cuando los estadounidenses lamentaban dos matanzas ocurridas en menos de un día, el presidente Donald Trump pasó las primeras horas posteriores a las tragedias fuera de la vista pública en su club de golf en Nueva Jersey, lanzando tuits de apoyo extrañamente mezclados con la promoción de un evento de lucha y ataques a sus enemigos políticos.
Los estadounidenses no vieron a su presidente tras la masacre en El Paso, Texas, en la que murieron al menos 20 personas, y horas después, un tiroteo similar en Dayton, Ohio, que cobró al menos nueve vidas. No fue sino hasta que Trump y la primera dama se alistaban a volar de regreso a Washington el domingo en la tarde que el mandatario apareció ante las cámaras.
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“No hay lugar para el odio en nuestro país, y vamos a atender eso”, declaró antes de abordar el avión presidencial.
Mientras vinculaba el “odio” y la salud mental a los tiroteos, el presidente no mencionó de forma directa las leyes sobre la tenencia de armas, un tema que funcionarios demócratas y aquellos que buscan competir contra Trump en las elecciones del próximo año han sacado a relucir. También ignoró preguntas sobre el lenguaje antiinmigrante en un manifiesto publicado por el perpetrador de la masacre en El Paso, que es muy similar a ciertas palabras del mandatario.
Trump trató de asegurarle a la ciudadanía que estaba atendiendo el problema y defendió a su gobierno de las críticas después de la serie más reciente de tiroteos masivos.
“Hemos hecho mucho más que la mayoría de los gobiernos”, dijo sin dar detalles. “De hecho, hemos hecho mucho. Pero tal vez se necesite hacer más”.
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Trump, quien nunca se ha visto cómodo en el papel de estadista que consuela a una nación en duelo, será observado cuidadosamente por su respuesta, lo que podría generar nuevas comparaciones con sus predecesores en el cargo que han tratado de sanar las heridas del país en momentos de trauma nacional.
Los investigadores se centraron en la posibilidad de un crimen de odio en la masacre de El Paso, después de que saliera a relucir la mencionada publicación racista y antiinmigratoria en un foro en línea poco antes del tiroteo. Los detectives intentan determinar si el autor y el sospechoso arrestado son la misma persona.
En las últimas semanas, el presidente ha enviado tuits racistas contra cuatro legisladoras que son de minorías étnicas, y en sus concentraciones ante multitudes habla de una “invasión” de inmigrantes a través de la frontera sur. Su estrategia reeleccionista parece centrarse en azuzar los odios raciales para animar a su base de seguidores nacionalistas, una táctica nunca vista en un presidente de Estados Unidos en la era moderna.
Trump también ha sido ampliamente criticado por ofrecer una equivalencia falsa al referirse a la violencia con móviles racistas, especialmente cuando dijo que había “personas buenas en ambos bandos” después de un mitin de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia, en el que falleció un manifestante opuesto al racismo.
Probablemente las balaceras complicarán esa estrategia, y los demócratas que están en campaña para obtener la presidencia e impedir así que Trump sea reelegido culparon rápidamente al mandatario.
“Uno cosecha lo que siembra, y él está sembrando semillas de odio en este país. Esta cosecha de violencia derivada del odio que estamos viendo en estos momentos yace a sus pies”, dijo el senador Cory Booker en la cadena NBC. “Él es el responsable”.
Asesores en la Casa Blanca dicen que el presidente ha estado recibiendo actualizaciones sobre los dos tiroteos.
“El FBI, así como la policía local y estatal están trabajando en conjunto en El Paso y en Dayton, Ohio”, tuiteó Trump el domingo por la mañana. “Dios bendiga a la gente de El Paso, Texas. Dios bendiga a la gente de Dayton, Ohio”.
Su primer tuit tras la balacera de El Paso el sábado iba en la misma línea, y en él Trump afirmaba que había sido “terrible” y prometía todo el apoyo del gobierno federal. Pero tan sólo 14 minutos después volvió a tuitear, esta vez una publicación discordante en la que le deseaba buena suerte a Colby Covington, peleador de la UFC y partidario de Trump, en su duelo de esa noche.
Poco después retuiteó un par de publicaciones de afroestadounidenses partidarios suyos en los que se dan testimonios de que las políticas de Trump han ayudado a los electores negros, a pesar de que en los sondeos el mandatario tiene un nivel de aprobación muy bajo entre los ciudadanos de esa raza.
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