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Comerciantes de San Juan responsabilizan a Rosselló por las pérdidas y daños

Esta mañana, las paredes amanecieron llenas de graffitis y las calles con olor a gases.

Los comerciantes del Viejo San Juan ya sienten  los efectos de las noches inundadas de gases lacrimógenos y las protestas que exigen la salida de Ricardo Rosselló Nevares de la Gobernación, a pesar de que él se aferra al cargo.

Alexandra Aranguren, dueña del Café Flor de Trigo, en la Calle del Cristo, narró hoy ante los medios cómo el ambiente violento en las noches mantiene asustado su hijo de tres años. El niño, con su normalidad quebrantada, piensa que afuera hay monstruos. Aranguren ha tenido que explicarle.

Pero el efecto no es solo en lo personal, sino que también ha perjudicado las operaciones diarias de sus negocios.

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A Mónica Cortina, empleada de Monastery Art Suites, le ha tocado referir a sus huéspedes a otras hospederías. En el día a día, le ha tocado subirlos de inmediato a las partes superiores del edificio para protegerlos del efecto de los gases.

Responsabilizan a Rosselló

Luego de la histórica marcha que paralizó el Expreso Las Américas, ciudadanos llegaron a Fortaleza, como cada noche, a manifestar su rabia por la insistencia de Rosselló Nevares en permanecer en su puesto, por los casos de corrupción en su gobierno, por el escandaloso chat de Telegram, por la negligencia en el despacho de ayudas tras el paso del huracán María, por las mentiras en televisión internacional, y otros tantos malestares.

A eso de las 11:00 de la noche la policía pidió que desalojaran. Los manifestantes lanzaron lo que parecían botellas de agua y los agentes gases lacrimógenos.

Así permanecieron las calles del Viejo San Juan por horas. Entre piedras y gases que aún esta mañana hacía cosquilla en la punta de las narices de los transeúntes.

Los comerciantes han sido testigos, y en el caso de Aranguren y Cortina, responsabilizan a las autoridades por los ataques que consideran excesivos e innecesarios.

“Esto no va a parar hasta que él renuncie y esto no va a parar”, dijo Aranguren, haciendo énfasis en que los daños a paredes y cristales son el resultado de un pueblo molesto por los actos del Gobernador.

A su juicio, las pérdidas que pueda tener estos días o la pintura con la que le toque cubrir las paredes son inversiones que podría recuperar sin problemas. El problema es, en cambio, “el futuro” del país, puntualizó.

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