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Rosselló no dice ni pío ante protestas que piden su renuncia

El gobernador Ricardo Rosselló ha intentado dar una imagen de que todo está tranquilo, pero a pasos del Palacio de Santa Catalina lo que hay es indignación colectiva

Protestas Ricardo Rosselló en Viejo San Juan AP

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En la fortaleza que data de la colonia española y que funciona como residencia oficial, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, está bajo asedio.

Motociclistas, celebridades, entusiastas del hipismo y cientos de miles de personas de la calle se han congregado esta semana fuera de La Fortaleza, en el Viejo San Juan, para exigir la renuncia de Rosselló por los insultos que profirió contra mujeres, opositores políticos e incluso víctimas del huracán María, en un chat cuyo contenido fue filtrado a la prensa.

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Rosselló, de 40 años, hijo de un ex gobernador, ha reducido el ritmo habitualmente intenso de sus presentaciones públicas y ha comenzado periodos relativamente largos de silencio en los medios, avivando las dudas sobre su futuro.

Durante gran parte de sus dos años y medio en el cargo, Rosselló venía dando tres o cuatro conferencias de prensa largas a la semana, contestando cómodamente preguntas en español e inglés de la prensa local e internacional. Tiene además presentaciones públicas, entrevistas individuales y reuniones televisadas con políticos visitantes y miembros de su gobierno.

Sin embargo, desde el 11 de julio, cuando Rosselló interrumpió sus vacaciones familiares en Francia y regresó a Puerto Rico para enfrentar las primeras señales de lo que ha devenido en un movimiento en toda la isla para destituirlo, el gobernador ha hecho cuatro presentaciones, todas salvo una en medio de situaciones altamente controladas.

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El viernes por la tarde hubo nuevas protestas.

Trabajadores sindicalizados organizaron una marcha desde el malecón hasta La Fortaleza. Se les sumaron jinetes en una cabalgata, mientras que centenares de personas vinieron de diversas partes de la ciudad y zonas circunvecinas. Varios actos menores estaban programados para el fin de semana en distintas partes de la isla y les seguirá lo que muchos esperan sea una multitudinaria protesta el lunes.

La comisionada residente de Puerto Rico en la Cámara de Representantes federal, Jennifer Gonzalez; el senador federal Rick Scott, de Florida, y las legisladoras de Nueva York, Nydia Velázquez y Alexandra Ocasio-Cortez, se sumaron el viernes a las voces que exigen la renuncia de Rosselló.

Debido a la crisis, Rosselló incluso redujo su cordial presencia en internet. El gobernador solía comenzar su jornada con un tuit de “Buenos días” dirigido a sus seguidores alrededor de las 5 de la mañana. El anterior tuit de este tipo data del 8 de julio. Desde entonces, Rosselló redujo sus mensajes en Twitter porque han desatado frecuentes y numerosas respuestas a menudo agresivas de puertorriqueños que exigen su renuncia.

El secretario de Asuntos Públicos de La Fortaleza, Anthony Maceira, dijo el viernes a la prensa que el gobernador estaba trabajando en su despacho decretando leyes y cubriendo las vacantes de sus colaboradores que renunciaron tras ser expuestos en el grupo del chat.

El jefe del partido político al que pertenece Rosselló dijo que se convocó a una reunión de la dirigencia en los próximos días, sin detallar la agenda, y sólo se concretó a decir que era para “atender cada uno de los reclamos de los compañeros que pertenecen al organismo”.

Rosselló ofreció una conferencia de prensa el 11 de julio para tratar el arresto de dos miembros de su gabinete sobre los que pesan cargos federales de corrupción. También pidió al pueblo de Puerto Rico que le perdone las expresiones groseras y a veces misóginas que hizo en el chat con otros nueve miembros varones de su gobierno.

De esos mensajes se hicieron selecciones cortas que fueron filtradas a la prensa local. Dos días después, por lo menos 889 páginas del chat fueron publicadas por el Centro de Periodismo Investigativo, y la situación empeoró muchísimo para Rosselló.

En los chats de la aplicación Telegram, Rosselló califica de “puta” a una política neoyorquina de ascendencia puertorriqueña, de otra dice que es una “hija de perra” y se burla de un hombre obeso con el que posó en una foto. El intercambio también contiene referencias vulgares sobre la homosexualidad del astro puertorriqueño Ricky Martin y varios emojis de un dedo medio extendido dirigido a la junta federal de control que supervisa las finanzas de Puerto Rico.

Al día siguiente, el domingo, Rosselló se presentó en una iglesia en San Juan y pidió perdón a la congregación, en un acto que no fue anunciado a la prensa. La iglesia transmite su servicio en línea y las declaraciones del gobernador se hicieron públicas. El lunes 15 de julio, Rosselló concedió una entrevista a una estación de radio que transmite salsa. El portavoz del gobernador dijo que las preguntas fueron “negociadas” entre el equipo de prensa de Rosselló y la estación. Esa noche, miles de personas se congregaron en el Viejo San Juan para exigir su renuncia.

El 16 de julio, Rosselló dio una conferencia de prensa y enfrentó un agresivo cuestionamiento sobre el escándalo derivado del chat y los arrestos por corrupción. Más tarde ese día, un aliado tuiteó una fotografía de Rosselló abrazando a Wilfredo Santiago, un hombre obeso del que el gobernador se había mofado en el chat.

Desde entonces hay silencio. Rosselló ha transmitido un puñado de tuits, comunicados y declaraciones. En algunos de sus mensajes afirma que no renunciará, pero la mayoría se refieren a reuniones de rutina de funcionarios del gobierno.

Los portavoces oficiales de Rosselló no responden muchas preguntas, e incluso prácticamente se desconoce su paradero.

La secretaria de prensa del gobernador, Dennise Pérez, anunció su renuncia el viernes en la noche debido a que no ya no podía soportar los insultos y maltratos hacia su persona provenientes esta semana de sus compatriotas puertorriqueños.

Rosselló creció expuesto a los reflectores como el hijo menor de Pedro Rosselló, que fue gobernador de 1993 a 2001. Rosselló padre, uno de los gobernadores más carismáticos y controvertidos de Puerto Rico, emprendió una serie de proyectos de infraestructura que abultaron la deuda pública, lo cual resultó a la larga en la crisis de liquidez heredada por su hijo.

Conocido ampliamente como Ricky, Rosselló hijo comenzó su carrera política en el Partido Nuevo Progresista, que apoya la estadidad. Estudió ingeniería biomecánica en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la Universidad de Michigan y la Universidad de Duke, y lanzó su campaña para gobernador en 2015 con poca experiencia en el servicio público.

Haciendo a un lado los cuestionamientos sobre si debía su progreso a sus relaciones, Rosselló se presentó como un tecnócrata amable con soluciones para la deuda y la deteriorada infraestructura de Puerto Rico, y derrotó por menos de 3% de los votos a David Bernier, del Partido Popular Democrático, que impulsa una mayor autonomía para la isla respecto de Estados Unidos.

A la fecha, el mayor desafío que Rosselló ha enfrentado fue el huracán María, una tormenta de categoría 4 que azotó la isla el 20 de septiembre de 2017 y destruyó los sistemas de electricidad y telecomunicaciones. Rosselló fue blanco de intensas críticas por su mal manejo de la crisis, en particular porque minimizó las muertes ocasionadas por la tormenta. Aunque algunos de sus funcionarios fueron vilipendiados, Rosselló pareció surgir relativamente indemne, quizá debido a su trato amistoso y no combativo con detractores, oponentes y periodistas.

El gobernador publica a menudo fotografías de sus dos hijos, así como de su esposa y los dos perros de la familia: un husky siberiano y un Yorkshire Terrier. Rosselló una vez suspendió una conferencia de prensa para ayudar a periodistas locales a que retiraran su equipo de la lluvia.

Una de las mayores secuelas de la filtración del chat fue que para muchos puertorriqueños se derrumbó esa imagen de una persona modesta y carismática debido a la misoginia expresada en los mensajes.

“Hacía un esfuerzo, hacía su papel de gobernador”, dijo Jéssica Castro, de 38 años, habitante de san Juan que asistió a la protesta del viernes en la noche con su familia. “La gente está bien desilusionada, él se tiene que ir”.

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