Una multitud se reunió en las calles de Nueva York este domingo para un histórico desfile del Orgullo Gay, en el que se esperaban tres millones de personas, 50 años después de los disturbios de Stonewall que simbolizan el inicio del movimiento moderno por los derechos de los homosexuales.
La marcha convocada para el mediodía local (16H00 GMT) fue desde la Quinta Avenida y la calle 26 en dirección del Greenwich Village, en una jornada calurosa y soleada.
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El alcalde demócrata de Nueva York Bill de Blasio, conocido defensor de los derechos homosexuales y precandidato a las elecciones de 2020, anticipó la celebración como la “más grande en la historia mundial”.
Con asistentes de todas partes del mundo, el desfile salpicado de todos los colores del arcoíris y caracterizado por los trajes exóticos culminará con una fiesta en Times Square y un concierto de Madonna, ícono de la comunidad homosexual.
La extravagante celebración tuvo un origen menos feliz.
Afuera de un bar gay de Stonewall, en el corazón del Greenwich Village, se registraron desde el 28 de junio de 1969 y durante seis días duros enfrentamientos entre la policía y militantes homosexuales hartos de la represión contra su comunidad.
Esas manifestaciones impulsaron el movimiento por los derechos de los homosexuales y dieron origen, en junio de 1970, al primer Desfile del Orgullo Gay (Gay Pride), una iniciativa que se extendió por distintas metrópolis del mundo a pesar de que la homosexualidad continúa siendo perseguida en unos 70 países.
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Vinicio Albani, de 50 años, quien llegó con su pareja desde Zúrich, en Suiza, dijo que “con el gobierno de Trump en Estados Unidos y el ascenso de políticas fascistas, es importante luchar y estar aquí”.
Críticos de Trump dicen que ha abierto la puerta a la discriminación contra la comunidad LGBTQ (lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y queers).
Muchos llevaban pancartas anti-Trump, denunciando sus políticas, desde los derechos relacionados con las minorías sexuales hasta la inmigración.
Honrar la historia
Entre los visitantes extranjeros se encontraba Helen Gollin, una australiana de 63 años, que ayudó a fundar la primera marcha gay de Mardi Gras en Sídney en 1978.
“Se trata de honrar todo lo que sucedió antes que nosotros y todos los que murieron en nombre de la libertad”, dijo Gollin.
Stonewall “es nuestra historia, es la razón por la que podemos ser quienes queremos ser. Por eso era importante venir y celebrar”, dijo en la víspera Francesco Servalli, de 38 años, llegado desde Italia junto con cuatro amigos.
Servalli y otros manifestantes aseguraron que el desfile del Orgullo es importante también para luchar contra los que consideran políticos extremistas, como el presidente Trump, el ministro italiano Matteo Salvini o el mandatario brasileño Jair Bolsonaro.
“Siento que estamos yendo hacia atrás”, dijo Servalli, quien citó casos de violencia contra personas transgénero.
“Pero tal vez es la historia: algunas veces necesitas retroceder para continuar hacia adelante”, añadió.
Ante la llegada masiva de manifestantes, la policía desplegó miles de agentes en las calles y azoteas de la ciudad, y también usa helicópteros y drones.
Tras el tiroteo en un bar gay de Orlando, en el que murieron 49 personas en junio de 2016, la policía de Nueva York reforzó su dispositivo de seguridad para los desfiles del Orgullo.
“Desde entonces las amenazas han aumentado, de parte de una extrema derecha que también apunta a la comunidad LGBT+”, explicaba a comienzos de junio John Miller, jefe antiterrorismo de la policía de la ciudad.