Los defensores de la vida silvestre han logrado una victoria silenciosa en contra de la caza furtiva de elefantes: ninguno ha sido muerto en un año en una de las reservas naturales más grandes de África.
Para los expertos se trata de un logro extraordinario en una zona cuya extensión es más grande que Suiza. Previamente, miles de animales murieron cazados en años recientes.
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El aparente giro en la reserva de Niassa, en una región remota en el norte de Mozambique, ocurre después de la introducción de una fuerza policial de intervención rápida y un patrullaje y respuesta aérea más asertivos, según la Wildlife Conservation Society (Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, WCS por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, que dirige la reserva junto con el gobierno de Mozambique y varios socios más.
Sin embargo, falta trabajo por hacer en cuanto al monitoreo de la extensa reserva, tanto en reconocimientos aéreos como en patrullajes a pie, pues por ahora se hace con muestreo. A pesar de los avances e incluso si se mantiene controlada la caza furtiva, podrían pasar años antes de que la población de elefantes en Niassa alcance sus niveles previos.
La elevada caza a lo largo de los años redujo el número de elefantes de Niassa, de aproximadamente 12.000 a poco más de 3.600 para 2016, según un conteo aéreo. Las medidas en contra de la caza ilegal entre 2015 y 2017 redujeron el número de elefantes cazados, pero el grupo de conservación dijo que la cifra seguía siendo demasiado elevada.
“Es un logro extraordinario”, dijo a The Associated Press James Bampton, director en el país para la WCS. Agregó que se enteró de la buena noticia mientras revisaba los datos.
La última vez que se tiene registro de que se haya matado ilegalmente a un elefante en Niassa fue el 17 de mayo de 2018, precisó.