Recientemente, en uno de esos días que una prefiere quedarse en la casa tranquila, y prender el televisor a ver que encuentra, me topé con el documental Knock Down the House, que se lanzó en la plataforma de Netflix hace unos días. Para serles honesta, llevaba esperando con ansias poder verlo, pues había leído que era excelente y que, además, se había ganado el premio del documental favorito de la audiencia en el Festival de Cine de Sundance. Pero, sobre todo, estaba emocionada de verlo por el tema del que trata.
Este documental plasma las campañas políticas de cuatro mujeres candidatas a diferentes puestos electivos en las elecciones de medio término de 2018 en Estados Unidos. El día después de que el presidente Donald Trump fue electo, la directora de cine Rachel Lears empezó a contactar a diferentes organizaciones políticas en búsqueda de cuatro mujeres que no fueran políticas tradicionales, pero que estuvieran postulándose para algún puesto político. Así las cosas, Lears se topó con las figuras de Alexandria Ocasio Cortez, de Nueva York; Amy Vilela, de Nevada; Cori Bush, de Misuri; y Paula Jean Swearengin, de West Virginia. El dinero para poder comenzar la película se recaudó a través de una plataforma de internet, y así fue como Lears pudo arrancar con la grabación.
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En lo personal, me fascinó el documental. Opino que está bien logrado y que presenta las contiendas políticas de estas mujeres de tal forma que inspira a cualquier ciudadano común a aspirar a un puesto político. Pero más allá del tema político, quedé impactada por cómo el documental también logra capturar un tema central que afecta a las mujeres en el ámbito profesional, conocido como el síndrome del impostor. Este síndrome se da cuando las personas piensan que no merecen el éxito que han alcanzado y se sienten como un fraude. Como todos los síndromes, afecta tanto a hombres como a mujeres, pero en tiempos recientes, se ha atribuido más como algo que sufren las mujeres, ello luego de que mujeres de gran renombre, como Michelle Obama, han aceptado que lo han atravesado. En Knock Down the House, se puede observar cómo las candidatas se cuestionan una y otra vez si están capacitadas para lograr sus cometidos. A través de la pantalla, se aprecia cómo las cuatro mujeres protagonistas del documental pasaron intensos momentos de frustraciones a raíz de sus dudas sobre sí mismas durante varios meses. Confieso que, en más de una ocasión, me sentí identificada. Muchas veces, en mi carrera profesional me he cuestionado si estoy lista para lograr algo o si tengo el conocimiento necesario para alcanzar una meta. Es una lucha constante entre decirme a mí misma que estoy igual de capacitada que mis colegas hombres, o sentir que quiero salir corriendo de donde estoy. Con el pasar de los años y la madurez que te va dando la vida, voy logrando controlar el síndrome del impostor, pues cada pequeño logro profesional me reafirma que puedo conseguir todo lo que me proponga sin importar cuán distante e inalcanzable aparente ser la meta. No obstante, me gustaría aprovechar este espacio para invitar a todos los que me leen a repetirse la mayor lección que me lleve del documental.
En una escena del documental, donde la ahora Congresista Ocasio Cortez, está atravesando por un momento de mucha ansiedad y duda, decide decirse a sí misma las siguientes palabras: “Yo puedo lograr esto. Tengo la suficiente experiencia para hacerlo. Estoy preparada para hacerlo. Tengo la madurez para ello. Tengo la valentía para lograrlo”. Desde el día que vi el documental hasta el día de hoy, intento repetirme estas palabras a mí misma y he notado resultados positivos en mi forma de manejar las situaciones que me presenta la vida. Así es que, si usted está pasando por momentos difíciles o de profunda duda profesional, no solo le invito a que vea Knock Down the House, sino que también le invito a que se repita estas palabras que nos enseña la congresista Alexandria Ocasio Cortez. Claramente, le funcionaron durante su campaña, pues todos conocemos el desenlace de su elección. Voy a ustedes y pago doble.