NUEVA YORK (AP) — La autoflagelación debería incluirse en la lista de maneras para contraer una peligrosa infección viral sanguínea.
Los investigadores dijeron el miércoles que en un principio les intrigaba cómo 10 británicos habían contraído un virus poco conocido si no se habían expuesto a los riesgos ordinarios asociados a esa infección.
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Sin embargo, luego los investigadores se enteraron que esas personas habían participado en rituales religiosos que incluían derramamiento de sangre —autocortaduras o autoflagelos— en Irak, Pakistán, India y Gran Bretaña.
“Ha habido indicaciones de que se pueden propagar infecciones por esta vía, pero nunca se ha descrito antes” en un estudio médico publicado, dijo la doctora Divya Dhasmana, del Hospital St. Mary’s en Londres.
Dhasmana es una de las autoras del estudio difundido el miércoles en una publicación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Esos hombres estaban infectados con el virus tipo 1 causante de leucemia en las células T. La mayoría de las personas infectadas con el virus nunca desarrollan los síntomas, pero sí algunas enfermedades terribles, como un cáncer mortal en la sangre o un problema debilitante del sistema nervioso.
El virus linfotrópico de células T humanas-tipo 1 (HTLV-1 por su acrónimo en inglés) se propaga mediante la lactancia materna, las relaciones sexuales, las transfusiones sanguíneas y el uso compartido de agujas. Los expertos afirman que hasta 10 millones de personas están infectadas a nivel mundial, aunque esos casos son relativamente raros en Estados Unidos y Gran Bretaña.
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Ninguno de los hombres del estudio presentaba síntomas. El diagnóstico se les hizo mediante exámenes previos a donaciones de sangre o procedimientos de fertilización in vitro, pruebas que no son efectuadas de manera rutinaria en otros entornos.
Estas personas llamaron la atención de los investigadores del Hospital St. Mary’s, el cual recibe casos de HTLV-1 en Inglaterra. El misterio fue resuelto cuando Dhasmana advirtió cicatrices en la espalda de un hombre, ante lo cual se le efectuaron una serie de preguntas que revelaron que los 10 habían practicado autoflagelación religiosa.