La semana pasada un tribunal accedió a evaluar la demanda de los activistas, pidió castigo para los funcionarios responsables de la captura de las ballenas y exigió la libertad de los animales.
La ley rusa permite la captura de ballenas solo para fines “científicos” o “culturales”, y los activistas denuncian que el objetivo en este caso es venderlas a parques de diversiones.
PUBLICIDAD
Los activistas afirman que el hacinamiento y el frío extremo son nocivos para los animales.
“Hay una cantidad de claustros, donde hay en cada uno entre 12 y 15 ballenas una encima de la otra”, dijo la activista Nina Zyryanova. “Ahora cada día hace más frío. Aunque estos animales son nativos del Ártico, tienen que estar moviéndose, tienen que recorrer kilómetros por día para mantenerse calientes”.
La instalación en Bahía de Srednyaya, cerca de Vladivostok, ha sido investigada por fiscales rusos que ya han calificado la captura de ilegal.
Kirill Parkhomenko, de la autoridad ambiental de Vladivostok, dijo que cuatro compañías rusas capturaron a las ballenas tras recibir autorización de la Agencia Federal de Pesca. Los fiscales sospechan que esa licencia fue obtenida de manera ilegal.
Las ballenas pueden ser vendidas por una fortuna en el mercado negro, y los activistas sospechan que fueron capturadas para ser vendidas a parques de diversiones en China.