El mundo conmemoró el Día Internacional del Holocausto el domingo en medio de un resurgimiento de la violencia inspirada en el odio y señales de que las generaciones más jóvenes conocen cada vez menos del genocidio de judíos, gitanos y otros durante la Segunda Guerra Mundial.
En Polonia, que estuvo bajo la ocupación alemana nazi durante la guerra, un activista de derecha que estuvo encarcelado por quemar una efigie judía se reunió el domingo con otros nacionalistas afuera de donde era el campo de concentración de Auschwitz poco antes de que iniciaran las ceremonias oficiales para recordar a las 1,1 millones de personas que fueron asesinadas ahí.
Desde las ceremonias del año pasado, una sobreviviente francesa del Holocausto, Mireille Knoll, de 85 años, fue apuñalada en París y 11 personas fueron asesinadas en una sinagoga de Pittsburgh durante los servicios del Shabat, el ataque más letal contra judíos en la historia de Estados Unidos.
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Human Rights First, una organización estadounidense, recordó dichos asesinatos y advirtió que “las amenazas de hoy no provienen únicamente de fuera”.
“En lugares como Hungría y Polonia, una vez orgullosamente naciones democráticas, los líderes del gobierno están viajando por el camino del autoritarismo”, dijo Ira Forman, importante asesor del grupo para combatir el antisemitismo.
En tanto, el nacionalista polaco Piotr Rybak dijo que su grupo protestaba por las observancias oficiales en Auschwitz, afirmando que solo recuerdan a judíos asesinados y no a polacos. Pero dicha aseveración es incorrecta porque las remembranzas en el sitio conmemorativo oficial rinden homenaje cada 27 de enero a todas las víctimas del campo de exterminio, tanto judíos como gentiles.
Los contra-manifestantes en Auschwitz el domingo sostenían un cartel con el lema “Freno al fascismo” y una bandera israelí, mientras que la policía mantuvo a los dos grupos separados.
Mientras, antiguos prisioneros de Auschwitz colocaron flores en un muro de ejecuciones del antiguo campo de concentración.
Los sobrevivientes llevaban bufandas de rayas que recordaban a sus uniformes en el campo, y algunos portaban una letra “P” roja, el símbolo que los alemanas empleaban para señalar que eran polacos.
Al principio de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los prisioneros eran polacos detenidos por las fuerzas de ocupación alemanas. Más tarde, Auschwitz se transformó en un campo donde se asesinó de forma masiva judíos y gitanos, entre otros.
El campo fue liberado por las fuerzas de la extinta Unión Soviética el 27 de enero de 1945.