Una explosión sacudió una mezquita dentro de una base del ejército afgano en la volátil provincia oriental de Khost, cuando las oraciones del viernes estaban por concluir, lo que causó la muerte de 27 soldados y heridas a otros 57, informaron los militares.
El ataque pudo haber sido perpetrado por un atacante suicida o una bomba detonada a distancia, pero no se ha confirmado nada oficialmente y los detalles eran imprecisos. De momento, ningún grupo reivindicó la autoría de la explosión.
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Fue el más reciente de los incesantes y casi diarios ataques violentos en Afganistán, en donde el Talibán suele tener en la mira a fuerzas policiales y al ejército afano a lo largo del país.
“Había soldados por todos lados y el humo era tan espeso que era difícil ver”, dijo Abdullah, un vocero de la base, quien como la mayoría de los afganos solo utiliza un nombre. Habló con The Associated Press por teléfono desde la base.
Los muertos y heridos fueron llevados a una clínica dentro de la base militar y los que tenían lesiones más graves fueron llevados a un hospital cercano.
El director del hospital en Jost, Sakhi Sardar, dijo que la mayoría de los heridos eran atendidos por heridas de metralla devastadoras.
La explosión ocurrió días después de que un atacante suicida matara a 55 eruditos religiosos reunidos en la capital afgana, Kabul, para celebrar la festividad del nacimiento del profeta del islam Mahoma. El talibán negó su participación en ese ataque, que también hirió a 94 personas.
Tras 17 años y miles de millones de dólares invertidos para entrenar y armar al ejército de Afganistán, éste tiene problemas para luchar contra una reavivada insurgencia talibán que tiene influencia en casi la mitad del país. Además del Talibán, las tropas afganas también luchan contra una osada filial del grupo Estado Islámico que ha sido particularmente brutal en sus ataques contra las minorías chiíes en el país.