JOHANNESBURGO (AP) — El rescate de 33 leones de circos sudamericanos y su traslado a un refugio sudafricano en el 2016 fue descrito como un gesto humanitario, un retorno a su tierra tras años de abusos y de vivir enjaulados. Las cosas, sin embargo, no salieron como se esperaba.
Animal Defenders International (ADI), la organización que transportó a los leones a Sudáfrica, logró que un tribunal dispusiese el traslado de los 27 leones que quedan vivos del Emoya Big Cat Sanctuary de Vaalwater tras cuestionar el funcionamiento del refugio, donde seis de los leones han muerto.
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“ADI considera que si dejamos a los leones rescatados en Emoya, van a morir antes de tiempo”, dijo la organización. “Vamos a trasladar a los animales lo antes posible, siguiendo la orden judicial”.
La organización dijo que decidió intervenir a raíz de las “muertes que se podían evitar” de cinco de los leones, por problemas con la comida y caza ilegal, y porque se le negó acceso inmediato a otro león que falleció. ADI habla asimismo de “otros problemas, incluidos mal uso de fondos, de materiales para los leones y de asociación con cazadores”.
Emoya niega las denuncias de malos manejos y dice que el fallo del tribunal se basa exclusivamente en una cláusula que permite anular su contrato con ADI en un plazo de 90 días.
“La verdad es esta: A pesar de trágicos eventos imprevistos, los leones han estado y están en excelentes condiciones”, señaló Emoya en su portal. Los leones tienen grandes corrales “en su hábitat natural de África”, una dieta de carne de venado con suplementos y están protegidos por sistema de seguridad, de acuerdo con Emoya.
El refugio sostiene que debe aprobar la logística del traslado.
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Nueve de los 33 leones originales fueron entregados por un circo de Colombia. Los otros 24 fueron rescatados en redadas en circos de Perú como parte de una campaña para combatir el tráfico de animales.
Los animales estaban en mal estado y no podían sobrevivir por su cuenta en vista de que pasaron tanto tiempo en cautiverio.