PITTSBURGH (AP) — El hombre acusado de perpetrar una masacre en una sinagoga de Pittsburgh ingresó el lunes a la corte en una silla de ruedas, mientras que algunos miembros de la comunidad judía y otras personas se oponen a los planes del presidente Donald Trump de visitar el lugar, pues acusan al mandatario de contribuir al tóxico ambiente político en Estados Unidos que pudo desencadenar el derramamiento de sangre.
Con los primeros funerales programados para el martes, la Casa Blanca anunció que Trump y la primera dama, Melania Trump, visitarán el lugar ese mismo día para “expresar el apoyo del pueblo estadounidense y unirse en duelo con la comunidad de Pittsburgh” en torno al asesinato del 11 feligreses el pasado sábado, en lo que fue el ataque a la comunidad judía más letal en la historia de Estados Unidos.
PUBLICIDAD
Algunos residentes de Pittsburgh le pidieron a Trump que se mantuviera al margen.
“Su lenguaje ha alentado el odio y temor a los inmigrantes, que es parte de la razón por la que estas personas fueron asesinadas”, dijo Marianne Novy, una profesora jubilada de 73 años que vive en la sección de Squirrell Hill, el histórico vecindario judío en el que se llevó a cabo el ataque a la sinagoga Árbol de la Vida.
El tanto, el presunto agresor, Robert Gregory Bowers, un camionero de 46 años de edad, fue dado de alta del hospital en el que fue atendido por las heridas que sufrió durante el intercambio de disparos con la policía. Horas después ingresó esposado a una corte federal para enfrentar los cargos en su contra.
Un juez ordenó que permaneciera detenido sin derecho a fianza para su audiencia preliminar del jueves, en donde los fiscales presentarán su acusación. Bowers no presentó una declaración.
Durante el breve proceso, Bowers habló con dos defensores designados por la corte y respondió poco más que “Sí” en voz baja, a las preguntas de rutina del juez. Agentes del tribunal le liberaron una de las manos para que pudiera firmar algunos documentos.
PUBLICIDAD
Se mostró inexpresivo.
“No era el rostro de maldad que creí que iba a ver”, dijo Jon Pushinsky, un feligrés que asistió al tribunal para la audiencia.
La fiscalía busca la pena de muerte contra Bowers, quien de acuerdo a las autoridades expresó su odio a los judíos durante el ataque y más tarde le dijo a la policía: “Solo quiero matar judíos” y “todos estos judíos deben morir”.
Durante la audiencia, el fiscal Scott Brady describió la masacre como “un horrendo acto de violencia” y añadió: “Pueden estar seguros de que contamos con un equipo de fiscales que trabaja para garantizar que se haga justicia”.
La masacre del fin de semana — ocurrida a 10 días de las elecciones legislativas — incrementó la tensión en todo el país, apenas un día después del arresto de un hombre de Florida acusado de enviar bombas caseras a críticos de Trump.
El alcalde de Pittsburgh Bill Peduto, un demócrata, dijo que la Casa Blanca debería preguntar a los familiares de las víctimas si quieren que el presidente venga. También le advirtió a Trump que no se presente durante los funerales.
“Si el presidente quiere venir a Pittsburgh, le pediría que no lo hiciera mientras estamos enterrando a los muertos”, dijo Peduto. “Nuestra atención estará en ellos, y no tenemos seguridad pública de la que podamos prescindir para hacer ambas cosas”.
La Casa Blanca no respondió por el momento a la petición del alcalde.
Cuando se le preguntó si Trump ha hecho lo suficiente para condenar el nacionalismo blanco, la portavoz de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders respondió que el mandatario ha “censurado el racismo, el odio y el fanatismo en todas sus formas en diversas ocasiones”.