El presunto asesinato del periodista saudí, Jamal Khashoggi, es el recordatorio más reciente de los retos y peligros que enfrentan los reporteros alrededor del mundo en medio de sus labores y la importancia de una garantía de derechos tan básicos como la libertad de expresión y prensa.
El periodista de 59 años, columnista de The WashingtonPost, era crítico del Gobierno actual de Arabia Saudí y del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán. Fue visto por última vez el 2 de octubre entrando en el consulado de dicho país en Estambul, pero nunca salió. Todo apunta a que el escritor fue torturado antes de, presuntamente, ser asesinado y desmembrado. Pese a varios reportes y la presión internacional, el Gobierno de Arabia Saudí no ha reconocido ni confirmado la información. Pero el caso de Khashoggi no es el único.
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De acuerdo con un reporte de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), como parte de una ola de represión, al menos 15 periodistas y blogueros han sido arrestados en Arabia Saudí desde septiembre de 2017. En la mayoría de los casos, según la organización, el Gobierno no ha informado sobre estos arrestos, dónde están recluidos esos periodistas ni las razones específicas por las cuales se les arrestó.
Más allá de la situación que se vive en Arabia Saudí, a nivel global, durante este año, habían sido asesinados 56 periodistas hasta el mes de septiembre.
En 2017, fueron asesinados 65 periodistas, incluidos periodistas profesionales, colaboradores de los medios de comunicación y periodistas-ciudadanos, según un informe de RSF.
“Estos últimos tienen un papel cada vez más importante en la producción de información, en particular en los países con regímenes represivos o en guerra, donde es más difícil para los periodistas profesionales ejercer su oficio”, explica el informe.
Del análisis se desprende que, del total, 26 periodistas perdieron la vida cuando ejercían su labor informativa, víctimas colaterales en lugares muy peligrosos donde se llevaron bombardeos o atentados, y 39 fueron asesinados de manera intencional, debido a que sus trabajos de investigación afectaban los intereses de las autoridades políticas, religiosas, económicas o de grupos criminales.
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Además, el informe señala que hasta el 1.o de diciembre de 2017, en todo el mundo, 326 periodistas se encontraban detenidos por haber ejercido su labor de reportar e informar. Asimismo, hasta finales de 2017, se encontraban secuestrados 54 periodistas.
La organización RSF pidió una investigación internacional independiente sobre el caso de Khashoggi. Ayer, un periódico oficialista turco, Yeni Safak, publicó una reconstrucción del presunto asesinato del periodista saudí, a partir de un audio obtenido que presuntamente reveló información. Según reseñó The New York Times, Un oficial de alto rango de Turquía confirmó los detalles.
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