Investigadores de la Universidad McGill en Montreal, Canadá, descubrieron que los países con una prohibición total de abofetear en casa y en la escuela vieron que las tasas de peleas entre los niños menores de 18 años bajaron hasta un 69 por ciento, en comparación con aquellos sin legislación.
Metro habló con Frank J. Elgar, profesor asociado de psiquiatría en la Universidad McGill y coautor del estudio, para obtener más información sobre el estudio.
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P&R
¿Cómo realizaste la investigación?
– Hemos leído muchas investigaciones sobre las consecuencias negativas a largo plazo de la crianza física severa: dificultades en la escuela, problemas sociales, diversos problemas de salud mental, etc. Nuestra pregunta era sobre las políticas al respecto: ¿Importan las prohibiciones?
Así que reunimos datos de encuestas comparables sobre la lucha física de los jóvenes en tantos países como fue posible y los vinculamos con información sobre las prohibiciones de castigos corporales. Agrupamos 88 países que: no tienen prohibición (20), una prohibición parcial, permitida en el hogar pero no en las escuelas o en otro lugar (38), o una prohibición total, incluso en el hogar por parte de los padres (30).
Luego, examinamos el vínculo a los frecuentes enfrentamientos con y sin controles adicionales para otros contribuyentes potenciales (riqueza del país, tasas de homicidios, prohibiciones de armas de fuego, etc.).
¿Cuáles fueron los resultados más sorprendentes?
–Nos sorprendió la asociación fuerte con las prohibiciones y la asociación muy débil con la riqueza del país. Hay países ricos y pobres en ambos extremos del espectro. Países como los Estados Unidos y Canadá tienen más violencia que muchas naciones menos ricas.
¿El castigo corporal sigue siendo un tema relevante?
–El interés en nuestro estudio nos dice que los castigos corporales a menores sigue siendo un tema candente, con fuertes opiniones de ambos lados. Esperamos que nuestro estudio y el abrumador conjunto de pruebas que hay ahí infundan al debate.
¿Qué sigue?
–La siguiente pregunta para nosotros es si las prohibiciones precipitan una disminución en la violencia juvenil y cambian el comportamiento de los padres. En este momento solo podemos ver la correlación y estamos esperando que lleguen más datos antes de que podamos determinar si las prohibiciones traen cambios. Podría ser que existan prohibiciones en lugares donde el castigo físico ya es raro y las peleas juveniles son bajas, debido a razones culturales.