Washington — La derecha estadounidense se anotó una importante victoria con el ascenso de Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema, un sueño anhelado desde hace décadas, de inclinar la balanza de la justicia hacia posiciones conservadoras.
Sin embargo, la amarga pugna que acompañó al proceso de confirmación tenderá una sombra sobre el máximo tribunal del país, especialmente en los momentos en que pondere temas álgidos como los derechos de las mujeres o las posiciones políticas.
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Ahora que Kavanaugh ha reemplazado al más moderado Anthony Kennedy, la corte tiene una sólida mayoría de cinco magistrados conservadores para restringir el derecho al aborto, limitar el uso de antecedentes étnicos para lograr ingreso en las universidades y eliminar regulaciones oficiales.
El nuevo tribunal podría también ampliar el derecho a la tenencia de armas, flexibilizar las leyes sobre la influencia del dinero en la política y poner coto a los derechos de las personas LGBT, que hace tres años lograron el derecho a casarse cuando Kennedy estaba en la mayoría.
Pero le será difícil a Kavanaugh dejar atrás la sombra que dejó el turbulento proceso de confirmación.
“Entre la opinión pública, siempre habrá esa nube negra sobre la Corte Suprema, aun si Kavanaugh eventualmente es aceptado por los demás magistrados”, opinó Elizabeth Wydra, directora del centro de estudios políticos Constitutional Accountability Center.
“Entre la opinión pública, siempre habrá esa nube negra sobre la Corte Suprema, aun si Kavanaugh eventualmente es aceptado por los demás magistrados”, opinó Elizabeth Wydra, directora del centro de estudios políticos Constitutional Accountability Center.
Esa nube proviene de acusaciones de que Kavanaugh incurrió en conductas sexuales cuestionables cuando era joven, además de su irritado testimonio en el Congreso cuando tildó las investigaciones de una conspiración demócrata.
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Kavanaugh ha negado enfáticamente las acusaciones de inconducta sexual, aunque en un artículo en el Wall Street Journal reconoció que quizás se le fue la mano en su testimonio, pero no se disculpó por ello.
El amargo forcejeo político podría tener repercusiones si los demócratas logran controlar la cámara baja en las elecciones de noviembre. Varios dirigentes demócratas desde ya han avisado que investigarán el pasado de Kavanaugh.
Entretanto la atención se centra en cómo la Corte Suprema lidiará con temas delicados o controversiales.
Una prueba será una demanda de Kansas y Luisiana de que se les permita cortarle el financiamiento a Planned Parenthood, la organización que presta servicios de salud a las mujeres pero que los conservadores detestan porque también presta servicios para terminar embarazos. Tribunales menores han fallado que los estados no pueden cesar ese financiamiento.
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