Rumania – La policía búlgara está investigando la violación y asesinato de una reportera televisiva cuyo cadáver fue hallado tirado cerca del río Danubio, luego de que reportara sobre posible malversación de fondos de la Unión Europea en Bulgaria.
Las autoridades descubrieron los restos de Viktoria Marinova, de 30 años, el sábado en la ciudad de Ruse, en el norte del país, cerca de la frontera con Rumania. La policía dijo que había sido violada, golpeada y estrangulada, y que su cuerpo fue hallado en un parque cerca del río.
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Marinova era directora de TVN, una pequeña estación televisiva en Ruse, y presentadora de dos programas de investigación.
Organizaciones periodísticas y funcionarios extranjeros dijeron estar consternados. Harlem Desir, representante de libertad de expresión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, exigió “una investigación completa y exhaustiva” sobre el asesinato de la periodista.
Bivol.bg, un medio investigativo búlgaro en línea fue más allá y pidió una investigación internacional independiente debido a que la corrupción podría empañar la investigación de la policía búlgara.
El ministro del Interior Mladen Marinov insistió el lunes en que no había evidencias que indicaran que el asesinato estaba vinculado al trabajo de Marinova.
“Solo se trata de violación y homicidio”, dijo.
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El jefe de la fiscalía Sotir Tsatsarov, quien viajó a Ruse, dijo que las autoridades no tenían pistas nuevas sobre el móvil.
“En esta etapa, seamos cuidadosos, no porque no tengamos nada que decir, sino porque cada palabra dicha irreflexivamente podría afectar nuestro trabajo”, dijo.
La policía búlgara dijo que estaba considerando todos los posibles escenarios y examinando la vida personal y profesional de Marinova en busca de pistas.
Cientos de búlgaros se congregaron el lunes por la noche en vigilias en honor de la periodista. Algunas colocaron cirios, imágenes de su rostro y rosas – la flor nacional – al pie de un monumento en Ruse.
En Sofía, la capital búlgara, mucha gente se reunió afuera de una iglesia. Una de estas personas, Kristina Petkov, dijo que los búlgaros tenían “cero” confianza en las autoridades.
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