El director asociado de Casa Pueblo de Adjuntas, Arturo Massol Deyá, denunció ayer que es víctima de una “agenda de agresión”, luego que la Policía lo detuviera al salir de una pizzería en el pueblo.
El reconocido activista ecológico y social consideró, en un amplio relato enviado a la agencia Inter News Service (INS), que “es evidente que los estilos históricos de intimidación política no están superados en la Policía de Puerto Rico”, a cuyo alto mando responsabilizó por cualquier ataque que puedan sufrir miembros de su familia o de la organización comunitaria.
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Massol Deyá expuso que después de un día de arduo trabajo, anoche fue en su Jeep de 1952, que utiliza mayormente en la finca, a la pizzería Lucy’s en el pueblo de Adjuntas con su hija menor, donde consumió un refresco con su pizza.
Al salir del lugar, casi frente a Casa Pueblo, el oficial policial Lamboy, “me detuvo y, sin motivo fundado, alegó que yo me encontraba en estado de embriaguez”.
“Sabiendo que su alegación era falsa, accedí a hacer la prueba de aliento. El Policía, sin embargo, alegó que arrojé ‘8.1’ (sus palabras), pero, al solicitarle que me mostrara los resultados, se negó rotundamente afirmando que ‘ya no se veía el número’. Inmediatamente, comenzó a acusarme de no querer ‘cooperar’ y me puso bajo arresto”, afirmó el activista.
Massol Deyá dejó sentado que “es completamente falso que no haya querido cooperar y prueba de ello es que accedí a hacerme la prueba de campo”.
Pese a esto, “la Policía me esposó y me llevó al cuartel de Adjuntas, donde no querían permitirme hacer una llamada”.
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“Apretaron las esposas fuertemente a pesar de que les pedí que las soltaran un poco pues me estaban lastimando. Luego insistían en que firmara un documento. Yo, defendiendo mi derecho a un abogado, les expliqué que no podía firmar documento alguno sin consultar con un abogado. Solo cuando ya estábamos en el cuartel, me presentaron el supuesto equipo con el registro de ‘8.1’. Desconozco de dónde salió esa lectura, dado que nunca se me mostró en la escena donde se me hizo la prueba”, dijo.
Agregó que cuando le preguntó al oficial Lamboy quién lo había mandado a arrestarlo, de inmediato el sargento Irizarry reaccionó desde otro escritorio muy sobresaltado e interrumpió la conversación diciéndole: “¡No contestes eso! ¡Tú no tienes que contestar eso!”.
Aseguró que “al ver la forma ilegal y caprichosa en que la Policía me detuvo, sin motivo fundado alguno, inmediatamente me percaté de que era un arresto selectivo. No es la primera vez y seguramente tampoco será la última. Desde que tengo memoria, la Policía acosaba a mi familia, intentaba intimidarnos e incluso penetraba en nuestra casa dejando nuestras mascotas ahorcadas a la entrada del hogar, el tiempo de las carpetas”.
Según Massol Deyá, “durante años recientes, las autoridades de inmigración me bajaban de los aviones, me interrogaban durante horas y me confiscaban pertenencias, publicaciones, libros y hasta mi teléfono. También en años recientes he recibido amenazas anónimas”.
“A Casa Pueblo y a mi familia nos han acusado de todo, han tratado por todos los medios de amedrentarnos, de minar nuestro espíritu de lucha y nuestra reputación. Nunca han podido ni podrán porque nuestro expediente lo construimos a diario, con las puertas abiertas a todos y todas los que deseen escuchar y unirse, todos los días actuando, haciendo, construyendo por el país”, abundó el activista.
Vea el relato completo de Massol Deyá, publicado por su hermano Andrés: