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Opinión: El estatus es el issue

Lea la opinión del senador independentista Juan Dalmau

Desde 1940, el Partido Popular decretó que “el estatus no está en issue.” Luego, con la aprobación de la Ley 600 y el diseño del fraudulento Estado Libre Asociado, Muñoz Marín le resolvió el problema colonial a los americanos, pero no a los puertorriqueños.

Los americanos resolvieron retener su colonia geopolítica, económica y militar, y el liderato Popular se dedicó a adornar esa relación antidemocrática y de sumisión con una retórica triunfalista y engañosa. Decían que era una relación política única, que se fundamentaba en “un pacto que solo podía ser alterado por ambas partes” y que eso convertía a Puerto Rico “en vitrina de la democracia.”

Pero la colaboración del liderato popular con los americanos no se limitó a lo retórico. En 1947, un año luego de la fundación del Partido Independentista Puertorriqueño, se aprobó la Ley de la Mordaza. Como dice la historiadora Ivonne Acosta: la palabra se convirtió en delito. A los independentistas que denunciaron el engaño y la patraña colonial los persiguieron, los encarcelaron, los asesinaron.

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El engaño del ELA dependía de un elemento fundamental: el deseo de los Estados Unidos de colaborar en encubrir el crimen colonial. Es decir, el liderato popular siempre dependió de que el coautor del delito, el Gobierno americano, guardara silencio e, incluso, estuviera dispuesto a continuar el fraude.

Pero con la caída del Bloque Soviético, a partir del 1989, cayó también el interés geopolítico, militar y económico de los Estados Unidos hacia su proyecto colonial en Puerto Rico. Desmantelaron la Sección 936 (el mantengo corporativo a empresas estadounidenses) y desmantelaron su aparato militar con el cierre de las bases en Vieques y Roosevelt Roads.

Ahora, el coautor del delito se convirtió en testigo público, dispuesto a dar testimonio del engaño perpetrado de 1950 a 1952. Por eso, hemos visto durante los últimos años al Gobierno de Estados Unidos muy vocal. Ya sea a través de los informes de Casa Blanca, de vistas congresionales, opiniones de los tribunales federales, como el caso de Sánchez Valle o la Ley PROMESA, el Gobierno americano no pierde oportunidad para decir a boca de jarro que Puerto Rico es un territorio de los Estados Unidos sujeto a los poderes plenarios del Congreso.

Incluso, la semana pasada una juez federal reiteró que Estados Unidos puede tratar a Puerto Rico como su propiedad, repitiendo así el lenguaje utilizado por informes anteriores de Casa Blanca, que decían que, incluso, nos pueden ceder a otro país.

Esta semana, que se conmemoró por algunos líderes del Partido Popular la creación del ELA, resultó antihistórico y patético escuchar las mismas viejas defensas retóricas del ELA. Les pasa como al rey que anda desnudo engañándose a sí mismo de que tiene puesto un ropaje aristocrático. Pero todos en su reino saben que anda desnudo. Hoy la colonia está al desnudo y son una especie en peligro de extinción aquellos que insisten en ponerle ropaje.

El estatus colonial es el asunto primordial que impide nuestro desarrollo económico, social y democrático. Ante esa realidad, el PIP ha hecho una propuesta sensata que busca alcanzar consensos para exigir la descolonización y la eliminación de la Junta de Control Fiscal. Veremos si el liderato de los otros partidos está a la altura del momento. El estatus es el issue.

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