Los científicos estaban en vilo y tejían múltiples teorías luego del hallazgo de un gigantesco sarcófago de granito negro que fue encontrado en la antigua ciudad portuaria de Alejandría en Egipto.
Las teorías indicaban que se podía tratar de la tumba del mismísimo Alejandro Magno, o de algún otro rey desconocido, e incluso algunos llegaron a hablar de las maldiciones que podrían ocurrir si el ataúd se abría.
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Ante una total expectación, hoy finalmente se reveló el contenido y muchos se quedaron con gusto a poco.
“Hemos abierto el sarcófago pero no nos ha alcanzado ninguna maldición”, dijo de forma irónica el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, señala El Mundo.
En su interior, encontraron tres esqueletos, además de aguas residuales y ninguno de ellos estaría vinculado a “la familia real que gobernó Egipto durante la época ptolemaica”.
Según el Ministerio de Antigüedades, y tras las primeras pericias, los esqueletos pertenecerían a “tres oficiales o soldados del ejército”. Dos de los cráneos están en excelente forma y uno de ellos presenta una incisión que se habría producido por el golpe de una flecha.
Además, según apunta el medio español, se encontraron con una fuga en el sarcófago, lo que generó la “filtración y la descomposición de las momias”.
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Ahora los restos serán llevados al Museo Nacional de restauración de Alejandría donde se espera obtener más información sobre a causa de muerte y la era histórica a la que se remontan.