El 14 de marzo de 2017 todo cambió para María (nombre ficticio), luego de que camino a su trabajo como empleada de limpieza, fue raptada y violada por un hombre en repetidas ocasiones.
La mujer cuenta que iba en su auto y como nunca se olvidó ponerle seguro a las puertas y mientras esperaba la luz verde un sujeto abrió la puerta del copiloto, se metió al vehículo y la amenazó poniendo un cuchillo en su cuello. “Conduce”, le dijo.
PUBLICIDAD
“No sé de dónde apareció. No vi ni su sombra”, relata María a El Comercio, que además reconoce que se quedó “totalmente bloqueada”.
El hombre le dijo que llevara el auto a un sitio eriazo y la mujer temió lo peor. En un “último esfuerzo” por salvar su vida, se sacó el cinturón y saltó del auto en marcha, sin embargo cuando estaba a punto de llegar a la carretera se cayó y el sujeto la logró capturar nuevamente.
“Me agarró de los pelos y me arrastró varios metros hasta el coche otra vez. Estuve dos meses sin poder mover el cuello del dolor”, señala.
El tipo la encerró durante una hora en el auto, donde la violó en tres ocasiones. Tras ello, María dice que el sujeto se cansó, la quedó mirando y le dijo: “bueno, ¿y ahora qué hago contigo que me has visto la cara? No olvidaré jamás aquellos ojos sin alma. Creí que me iba a matar”.
Finalmente, el hombre no atentó contra la vida de María, pero la grabó e incluso le preguntó si le habían gustado las “relaciones sexuales”.
PUBLICIDAD
Tras ello la obligó a conducir nuevamente e incluso le exigió que lo dejara en una parada de autobús. “Ahí entré en estado de shock total”·, indicó María, que además vivió un nuevo calvario, ya que tras hacer la denuncia pasó horas sin poder sacarse la ropa antes de que le hicieran exámenes y peritajes.
“Solo quería quitármela, me olía todo a él y no era capaz de desprenderme de aquel maldito olor”, apunta, y además asegura que ni siquiera la dejaron tomar la pastilla.
El sujeto, de 29 años pronto se vio cercado y terminó entregándose a la policía. En diciembre fue condenado a 11 años tras las rejas, pero luego de una apelación, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias redujo la condena a 9 años, ya que consideró que no existió “delito continuado ya que las tres violaciones tuvieron lugar en un corto espacio de tiempo y por lo tanto se trata de un solo delito”.