Frustrados por formalidades burocráticas y límites de visas para los trabajadores extranjeros, los negocios turísticos desde Maine hasta Missouri están acudiendo a los puertorriqueños que huyen de la crisis económica de la isla y de la devastación causada por el huracán María.
Bob Smith, dueño del resort Sebasco Harbor en Phippsburg, Maine, contrató a media docena de puertorriqueños el año pasado para labores domésticas, de jardinería y en la cocina, proporcionándole ayuda a su abrumado personal. Este año, duplicará el número y le gustaría contratar más.
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Por su parte, Louis Morales, de 50 años y oriundo de Comerío, Puerto Rico, está contento de poder estar en Estados Unidos debido a que gana el doble de lo que ganaría en la isla, donde el empleo escasea.
“Mucha gente perdió sus hogares, sus empleos, todo. No es lo mismo ahora”, dijo Morales, un trabajador de mantenimiento que fue empleado del Sebasco el año pasado y ha reclutado a más residentes de Comerío para que lo acompañen.
Los empleadores tanto de negocios grandes como pequeños buscan soluciones alternativas debido a que la demanda continúa superando la asignación anual de 66.000 visas de trabajadores temporales tipo H-2B, que se expiden para las personas que ocupan empleos temporales no agrícolas.
Los críticos temen que las políticas de inmigración estén jugando un papel en los cambios de programa a partir del año pasado. La incertidumbre para las empresas se agravó más a causa del sistema de lotería de visas y de los retrasos en la revisión de antecedentes a los trabajadores que provienen de docenas de países desde el Caribe hasta Croacia.
El viernes, la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen anunció 15.000 visas adicionales y reconoció que se necesitan reformas.
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Con la tasa de desempleo en Maine por debajo del 3%, no hay suficientes personas locales dispuestas a tomar esos empleos temporales, indicó Smith.
“La gente te dice que debes darle esos empleos a los estadounidenses. Si los puedes encontrar, eso sería increíble”, señaló y agregó que “los únicos estadounidenses que encontramos para que hagan el trabajo hoy en día están en Puerto Rico”.
Como ciudadanos estadounidenses, los puertorriqueños no enfrentan restricciones de viaje y pueden trabajar todo el tiempo que lo deseen. No resolverán la escasez de mano de obra durante el verano, pero para algunos en Estados Unidos están ayudando a los empresarios a ocupar las vacantes.
Muchos negocios han contratado a personas de la isla caribeña durante años y tras el paso del huracán enviaron a reclutadores.
Más de 30.000 negocios cerraron y un estimado de 130.000 a más de 200.000 puertorriqueños abandonó la isla luego de que María arrasó con el territorio como huracán de categoría 4 en septiembre del año pasado, causando daños de más de 100.000 millones de dólares, informó el gobierno.