PAHOA, Hawai, EE. UU. — Nubes blancas de ácido y cristales extremadamente finos se elevaban hacia el cielo de Hawai al contacto del magma del volcán Kilauea con el océano, creando un nuevo peligro en la erupción que comenzó hace dos semanas.
Las autoridades advirtieron el domingo a la población que se mantenga lejos de la nube tóxica producida por la reacción química cuando la lava toca agua de mar.
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Tierra adentro, el magma continuó saliendo de las grandes grietas que se abrieron en el piso en vecindarios residenciales de una zona rural de la Gran Isla. La roca fundida formó ríos que dividieron bosques y granjas en su sinuoso avance hacia la costa.
La cantidad de dióxido de azufre que sale de las fisuras volcánicas se triplicó, lo que llevó al condado de Hawai a repetir sus advertencias sobre la calidad del aire. En la cima del volcán, dos erupciones explosivas provocaron nubes de ceniza. El viento desplazó gran parte de esas cenizas hacia el suroeste.
Joseph Kekedi, un cultivador de orquídeas que vive y trabaja a unos 5 kilómetros (3 millas) del lugar por donde la lava entró al mar, dijo que afortunadamente el magma no se dirigía a donde estaba él. En un momento dado, llegó a estar a un kilómetro (milla) de sus propiedad en la comunidad costera de Kapoho.
Los residentes no pueden hacer mucho más que estar informados y estar listos para marcharse, dijo.
“Aquí la naturaleza nos recuerda de nuevo quien manda”, señaló Kekedi.
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Según los científicos, las nubes de vapor que se generan en los puntos de entrada de la lava al mar están formadas por ácido clorhídrico y finas partículas de vidrio que pueden irritar la piel y los ojos y causar problemas respiratorios.
Esta neblina llegó hasta a 25 kilómetros (15 millas) al oeste de donde se creó. Estaba sobre el mar y en paralelo a la costa, dijo Wendy Stovall, del Servicio Geológico de Estados Unidos.
La Guardia Costera estableció un perímetro de seguridad de 300 metros (984 pies) alrededor del punto de entrada al océano.