PARÍS – El presidente de Francia, Emmanuel Macron, partió de Washington con apariencia de superestrella, haya cambiado o no las ideas de su homólogo estadounidense, Donald Trump, sobre mantener a su ejército en Siria y contener a Irán, entre otros asuntos.
Macron aumentó su estatus global al mostrar una relación cercana con Trump entre toda la pompa propia de una visita de estado. Después atacó directamente las políticas del mandatario en un discurso ante el Congreso y defendió su propia visión del orden mundial.
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Y concluyó su viaje subiéndose las mangas de la camisa y sorprendiendo a los estudiantes de Georgetown diciendo: “No siempre tienen que jugar según las reglas”.
Ahora, Macron regresa a la realidad de intentar arreglar Francia. Tras una intensa cobertura de su estancia de tres días en Washington, los medios franceses se centraron pronto en los asuntos domésticos: la huelga ferroviaria, la tasa de delitos en las viviendas subvencionadas y los malos resultados escolares.
¿La impresión general de los franceses sobre el viaje? “Pasó la prueba”, dijo el comentarista de la emisora RTL Olivier Mazerolle. El diario Le Parisien escribió que “nada cambió” en las disputas de los dos presidentes sobre Oriente Medio o el cambio climático.
La intimidad que mostraron en público ambos líderes, incluyendo un comentario de Trump sobre la caspa de Macron, fue ridiculizada en internet. Pero la atención de los franceses se centró rápidamente en la esencia de la visita.
Macron defendió su estrategia de acercamiento a Trump, pese a que otros líderes lo ven como un peligro para el orden mundial. Esto forma parte de su estrategia de llegar a líderes mundiales como el presidente de Rusia, Vladimir Putin, o de Irán, Hasán Ruhani, y de su teoría de que entablar relación con gente como Trump es más productivo que ignorarlos.
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Tras las críticas de Macron a las políticas de Trump en el Congreso, existe el riesgo de que el líder estadounidense pueda volverse contra él con un tuit desagradable. Pero tras el discurso, el presidente francés insistió en que su relación “a nivel personal y nacional es excelente”.
La ceremonial visita de estado de Macron contrastará seguro con el viaje de trabajo que realizará la canciller de Alemania, Angela Merkel, a Washington el viernes. Se espera que se centre en cambiar la opinión de Trump en materia de comercio y sobre el acuerdo nuclear con Irán, además de abordar otros temas políticos complicados.