Populismo, mano dura y acusaciones apoyadas con fotos y carteles marcaron la parte del debate presidencial en México dedicado a la corrupción.
El independiente Jaime Rodríguez, apodado “El Bronco”, dijo que era necesario “mocharle (cortarle) la mano al que robe en el servicio público”, y aclaró que no era una metáfora sino una propuesta literal.
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Además, Rodríguez aseguró que para que termine la corrupción en México es necesario un presidente “independiente” y un fiscal autónomo elegido por la ciudadanía.
Ante la incredulidad de los periodistas, tras el debate señaló que la polémica propuesta es seria y la ha pensando mucho.
Otras propuestas
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador, en su tercer intento por llegar a la presidencia, apostó por “barrer” la corrupción desde arriba y acabar con los privilegios.
“Si esto es ser populista, que me apunten en el lista”, bromeó el aspirante de izquierda. “No puede haber un gobierno rico con un pueblo pobre”, agregó en referencia a los más desfavorecidos.
Ricardo Anaya, segundo en las encuestas y líder de una coalición de derecha e izquierda, optó por mostrar fotos y cartulinas de forma más insistente que los demás para apoyar sus acusaciones contra López Obrador, a quien tachaba de incorporar a corruptos en sus filas, y reiteró que él está limpio y todas las acusaciones contra él eran infundadas.
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El aspirante oficialista, José Antonio Meade, arremetió contra sus contrincantes, pero en esta parte del debate hubo más acusaciones en contra del partido que le apoya.
“Que ser honesto no te dé vergüenza”, argumentó la independiente Margarita Zavala, la que más se dirigió al público de forma directa.
Los cinco candidatos, que se enfrentaron durante dos horas en el primer debate de cara a las elecciones del próximo 1 de julio, coincidieron en que la corrupción queda impune en México.