Para rastrear a refugiados en Gran Bretaña que pueden haber violado las leyes de inmigración, el gobierno está recurriendo a una nueva y polémica fuente de información: los médicos.
Los médicos que trabajan con refugiados y solicitantes de asilo han descrito la medida como una violación importante de su ética profesional. Alegan que no le corresponde a los médicos hacer cumplir las normas de inmigración.
PUBLICIDAD
En cartas publicadas recientemente, varios políticos denunciaron a funcionarios de inmigración por un acuerdo de intercambio de datos firmado secretamente en 2016 y que le da al gobierno acceso a la información personal recolectada por los médicos familiares del país. Los detalles médicos están excluidos.
Una comisión parlamentaria de salud condenó la situación por “inaceptable” y pidió que se suspendiera el acuerdo, pero el departamento de inmigración de Gran Bretaña ha desestimado esos temores, alegando que ese intercambio de datos permite al Reino Unido expulsar a personas “que puedan representar un peligro para la ciudadanía”.
Los trabajadores médicos respaldan el punto de vista de la comisión de salud.
Varias de las principales organizaciones médicas de Gran Bretaña, como el Royal College of General Practitioners, Public Health England y General Medical Council, han rechazado el acuerdo de intercambio de datos, afirmando que podría empeorar la salud de las personas vulnerables y hacer que los brotes de enfermedades pasen a la clandestinidad, perjudicando la atención de la salud para todos.
Dalia Omer, una refugiada de Sudán a quien se le otorgó asilo en el Reino Unido en febrero después de casi dos años, buscó ayuda médica varias veces mientras esperaba la decisión del gobierno. Dijo que si hubiera sabido del acuerdo de intercambio de datos, no habría sido tan comunicativa.
PUBLICIDAD
“Si hubiera sabido que los médicos pueden compartir información con el Ministerio del Interior, no les habría dicho todo”, agregó, refiriéndose al departamento británico que supervisa la inmigración y la seguridad. Dijo que incluso podría mentir sobre ciertos detalles para protegerse.
La doctora Kitty Worthing, que trabaja en Londres con el grupo Docs Not Cops (Médicos, no policías), dijo que “la piedra angular de la relación médico-paciente es la confidencialidad y este intercambio de datos es una violación directa de eso”.
Recalcó que cuando se le alerta a la gente que su información personal podría ser compartida con los funcionarios de inmigración “su reacción siempre es de miedo”.