LOS ÁNGELES (AP) — Una poderosa tormenta arrojó más lluvia sobre California el jueves, lo que incrementó el caudal de los ríos, inundó calles y provocó algunos deslaves de lodo y rocas, aunque hasta ahora no había generado flujos de escombros desastrosos como los de principios de año.
El Servicio Nacional de Meteorología emitió advertencias de inundaciones para las laderas del occidente de la Sierra Nevada, y había numerosos reportes de inundaciones de calles en ciudades del Valle Central, incluidas Fresno y la cercana Clovis.
PUBLICIDAD
En la costa sur del condado Santa Bárbara, las autoridades mantenían un ojo vigilante sobre la comunidad de Montecito, donde un chubasco repentino en enero desató inundaciones súbitas cargadas de rocas desde un área que fue quemada por un incendio forestal, lo que destruyó o dañó cientos de viviendas y provocó la muerte de 21 personas.
En el caso de la tormenta del jueves, a la que le faltaban unas horas para disiparse, no ha generado ningún problema de gravedad.
“La costa sur está bien”, dijo el capitán Dave Zaniboni, de los bomberos del condado Santa Bárbara.
No se había registrado ningún flujo de rocas, los arroyos fluían bien y las cuencas para capturar escombros estaban funcionando, señaló.
A lo largo de tres días, la lluvia había pasado por ciclos de intensificación y disminución, pero no cayó una gran cantidad de agua en un breve período.
PUBLICIDAD
Miles de personas huyeron de Montecito y de las comunidades vecinas antes de que comenzara la actual tormenta, de la misma forma en que lo hicieron en lluvias previas y el año pasado durante un incendio forestal que se convirtió en el más grande en la historia del estado al destruir más de 1.000 construcciones, en su mayoría viviendas.
Carolyn Potter, de 59 años, se fue de su casa el miércoles en Casitas Springs en el condado Ventura _la cuarta ocasión desde septiembre_ y tenía pensado dormir en su automóvil en el estacionamiento de una tienda de comestibles para evitarse los costos de un hotel y la agitación de un albergue.
Mientras tanto, su esposo Alan se quedó en casa, al igual que en las otras tres ocasiones que Potter evacuó debido a incendios o tormentas desde septiembre.
“Me siento mejor si no estoy bajo el risco mientras duermo”, dijo Potter. “Si él se siente cómodo es su problema. Si algo pasa, quizá vaya rápido y lo desentierre”